Si algo bueno ha traído este desplome hacia categorías semiprofesionales ha sido el compadreo frecuente en los distintos estadios, convirtiendo los incidentes en elemento extraño. En el Reina Sofía, donde el Dépor sufrió su primera derrota del curso, abundó el intercambio de elogios entre hinchadas, cantados y por escrito, y varios aficionados de fuera siguieron el duelo mezclados con los de casa.
Tras el revés charro llegó otro en Riazor, frente a la SD Logroñés, enrareciendo ligeramente el ambiente antes de otro desplazamiento exigente para el aficionado coruñés. A Irún llegaron unos 300, castigados con otra derrota.