Imperfecciones que no desdibujan la piedra

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

29 nov 2021 . Actualizado a las 10:13 h.

No fue un buen partido del Deportivo. Su rival tampoco hizo nada del otro mundo. Se pertrechó atrás y aprovechó la única ocasión que tuvo. Una situación incómoda que no puede servir de disculpa para los coruñeses, porque partidos como este los han tenido y los van a tener, cada vez más, en lo que queda de temporada.

Riazor no es un campo cualquiera. Se ha vuelto a demostrar. Once mil espectadores en una tarde de perros, con los centros comerciales abiertos y con un equipo enfrente que no es de los que más apetecería ver. Y eso, tanto el campo como saber que una mala entrada son once mil blanquiazules, genera una motivación en los rivales que se traduce en un plus de esfuerzo. Sin embargo, esto tampoco puede ser excusa. Ya les gustaría a los rivales que los que visitan sus campos llegaran extramotivados porque en sus gradas hay once mil tipos animosos en una mala entrada.

En esta tesitura, al Dépor le faltó verticalidad. Fue un equipo que tuvo la posesión pero abusó de la horizontalidad. Una situación que, ciertamente, puede servir muchas veces para ganar. Tú tocas y tocas. El rival no tiene ni una. Y tú, como eres mejor, aprovechas una de las que se te presentan. Tres puntos a la buchaca.

Esta vez no fue así y el Athletic se encontró con un regalo al poco de iniciarse el segundo tiempo, que el Dépor no fue capaz de remontar.

Borja presume de que le gusta premiar al que trabaja bien durante la semana. Es una táctica. Cierto es que, a veces, también se echa de menos la apuesta por un once y una idea que tenga continuidad. Pero es su estilo y es la fórmula que permite a esta escuadra blanquiazul seguir líder del campeonato, con tres puntos de ventaja sobre sus perseguidores.

Con errores y aciertos. Indecisiones y riesgos excesivos. Sus ciclos de cinco partidos lo avalan. Y, mientras los números acompañen, cierto es que más vale sumar un punto que ninguno. Eso no quita que hay que seguir puliendo la piedra, porque todavía se observan bastantes imperfecciones. Insuficientes para desdibujarla, pero imperfecciones.