![Álex Bergantiños, tras el partido entre el Deportivo y el Albacete en Riazor](https://img.lavdg.com/sc/k-f9qLsZwSh_iYGBuqz-_EmEsBE=/480x/2022/06/12/00121655048342255844777/Foto/i11j2300.jpg)
El indiscutible capitán de este Deportivo acredita varias temporadas de servicio intachable al conjunto blanquiazul, convertido en sosegado icono del vestuario
12 jun 2022 . Actualizado a las 20:11 h.«Álex lo sabe todo».
Todo es una pila enorme de conocimientos variados: desde el método de los asados a la lista de canales idóneos para elevar una propuesta a la dirección del club. Son datos expuestos además al cambio constante, porque lo mismo se renueva la barbacoa que se altera (con mucha mayor frecuencia) la estructura de la entidad. Nadie ha sobrevivido a estas alturas al capitán.
«Hasta las piedras de La Masía hablan de Guillermo Amor», pregonaba un entregado Albert Celades poco después de estrenarse en el Camp Nou. Aquí, al oeste, no hay en Abegondo un rincón que desconozca al Koeman de La Sagrada, tras veinte temporadas en acción. Empiezan a surgir por fin canteranos con las claves para descifrar los ruidos de la academia y la autoridad para dar fe. «Jugar a su lado es un placer», sostiene Diego Villares, último en apuntarse al posible relevo generacional. En esta época reciente del Deportivo, en el que la inestabilidad se ha impuesto casi siempre en la forja de iconos para la grada, solo Álex Bergantiños adquiere la condición de tal. Héroe de barrio, a la medida de su ciudad.
Ídolo a contracorriente, ha llegado a racionar este curso sus intervenciones públicas para huir de unos focos que no acaban de sentarle bien. Principalmente, por la costumbre de poner cara a los distintos reveses que ha ido padeciendo el equipo. Para sorpresa de nadie, el peso del brazalete volvió a forzar su comparecencia cuando el ascenso se esfumó. El mensaje fue intachable, pese a la poca voz con la que logró hilarlo, apelando a la única sustancia que garantiza sobrevivir: «El único activo que tenemos es la afición. Es como la familia. Pasamos por momentos duros y siempre están ahí. Lo demostraron hoy, todo el año, en todos los campos, y también con el Femenino, el Fabril, el juvenil... Reciben mucho sufrimiento a cambio de lo que dan. Humildemente, solo les pido que no dejen caer al Dépor».
Otra sesión de dolor retratada por las cámaras, como las que filmaron aquella vergonzosa invasión de los campos de entrenamiento; una de sus experiencias más desagradables en blanquiazul, siete años atrás. También registraron los medios la visita que hizo a comisaría para limpiar esa intachable hoja de servicios que la Liga pretendió desacreditar. Aquello, como tanto de lo sucedido al Deportivo durante el desplome, solo fortaleció la comunión del entorno con el futbolista y con el conjunto coruñés.
Fidelidad a prueba de categorías
La penúltima vez que salió en imagen, el espectáculo resultó mucho mejor. Destapó el capitán un desconocido talento para las versiones, trasladando al césped lo que había visto hacer sobre el cemento de Riazor. Réplica de aquel seguidor que resumía en cuatro pasos la fidelidad de la hinchada al club. En Primera, Segunda, Tercera... Y beso al escudo. Como sucede con otros artistas, Bergantiños quiso sumar al inconfundible gesto de entrega al equipo algo de su cosecha, y puestos a añadir detalles que no sobraran, le añadió un formidable gol.
Estrenaba su cuenta de esta temporada. En las de antes, acumulaba otros diez. Un promedio discreto si se atiende a los 313 partidos oficiales vestido de blanquiazul. Número catorce en la lista de históricos; cuarto si el repaso se reduce a los coruñeses. En disposición, en cualquier caso, de adelantar varios puestos si estira su contrato una temporada más. El vínculo en vigor concluye a final de mes. Lo renovó por dos cursos en cuanto el Dépor descendió por última vez. Prueba de un idilio solo interrumpido por decisión del club. Primero, cuando se le impuso el destierro a Xerez, Granada y Tarragona. Después, cuando se le envió prestado a Gijón. Siempre con la cabeza puesta en regresar.
El premio a la fidelidad le llegó en forma de acuerdo por el que, cuando ambas partes lo tengan a bien, él se integrará en esa estructura hasta ahora volátil que se pretende consolidar. Dará el salto con crédito acumulado. No siempre se le ha reconocido en el campo, donde las labores de brega y una polivalencia que le llevó incluso bajo palos están algo reñidas con la vistosidad. Pero no hace mucho, un entonces juvenil Yeremay admiraba su destreza en rondos y juegos reducidos, herencia del fútbol sala que Álex practicó de chaval. Habilidades para desconcertar canteranos, fiados a la impresión de falta de velocidad. A los veteranos les impacta más esa capacidad de dar respuesta a cualquier cuestión. Como si el dueño del 4 fuera el mismo club, dentro del club.