William de Camargo: «Hoy el futbolista es un producto en cada ventana de mercado»

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

El exjugador del Deportivo sigue entrenándose con el Leganés, pendiente de encontrar destino

18 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

«Sigo en Leganés haciendo la pretemporada, sin saber lo que va a pasar. Bueno, sí sé que tendré que buscar una salida, por culpa del pasaporte. Soy extracomunitario y es muy difícil que me quede». William de Camargo atiende el teléfono desde ese limbo del final de un mercado sin destino fijo. «Yo preferiría seguir en España —apunta—, pero habrá que ver cómo salen las cosas».

—Dejó buen recuerdo en el Dépor. ¿Alguna opción de regresar?

—Lo del Deportivo está muy complicado, ya tienen casi toda la plantilla cerrada. Y en ningún momento se han dirigido a mí desde la directiva.

—La temporada acabó fatal.

—Aún me cuesta un poco hablar de lo que sucedió. Ni siquiera entiendo cómo pudo pasar, el golpe fue muy duro y se me va a quedar mucho tiempo en la cabeza.

—Pese al desenlace, siempre dijo que era feliz en A Coruña.

—Estaba muy contento, habituado ya a la ciudad. Pero la carrera del futbolista es así, depende de muchos factores. Estar a gusto en un sitio no quiere decir nada. Tienes que aprender a desconectar enseguida y centrarte en lo próximo.

—Pero tenía ganas de estabilidad.

—Yo ya estoy acostumbrado, llevo fuera de casa desde los catorce, siempre de un lado a otro. He tenido que irme de sitios en los que me sentía bien. Antes de A Coruña fue Cartagena, donde tenía a mi novia y a su familia, entre los que ya era uno más. Hoy en día somos un producto en cada ventana de mercado. Sin saber qué va a pasar. Y te acostumbras.

—¿Esa incertidumbre no le afecta anímicamente?

—Bueno, a veces te rayas la cabeza, pero luego se pasa. Es la profesión que he elegido y mejor no darle vueltas. Cuando salgo al campo todo está bien. Como digo, esto es algo habitual. Los futbolistas que muchos ven, que están en Primera, junto a sus familias, estabilizados, cobrando bien y teniendo todo lo que quieren... Eso es una película. Pasa muy poco. Lo más habitual es gente que persigue su sueño pasando por muchas experiencias duras.

—La cara menos popular.

—Hombre, hay muchas historias terribles. La gente prefiere contarte lo bonito, eso es lo que más vende, lo que más atrae, pero el fútbol tiene otra parte. Conozco casos... Bueno, digamos que algunos han pasado cosas muy duras. Esto es más sufrimiento que gloria. Hay muchos que tienen la suerte de jugar en su país, cerca de los suyos, tener una vida tranquila mientras son futbolistas. Y otros, no. Esto es así, no hay nada que hacer más que aceptarlo.

—Salió de casa de crío y no ha logrado estabilizarse. Le tocó irse a Ucrania sin contactos y lo pasó mal. No ha tenido continuidad ni en lugares donde brilló, como Cartagena o A Coruña. Y lo asume como parte de un proceso.

—Cuando me desanimo me acuerdo de los relatos de algún compañero mío. De los que vinieron con un sueño y no lo han podido cumplir y lo han pasado mal. Que se encontraron con mala gente que les hizo pasar por momentos verdaderamente difíciles. Que tuvieron que buscarse la vida de otra manera para poder comer. Para sobrevivir. A los que les tocó eso otro que digo.

—¿Cree que el futbolista en general tiene capacidad de decisión real sobre su carrera?

—Depende mucho de con quién trabajes. Algunos representantes te dan más margen de elección. En la época en que fui a Ucrania, por ejemplo, trabajaba con gente que no me daba esa libertad de elegir. Ahora es distinto. A día de hoy creo que no iría, aunque tampoco me quejo porque la experiencia que tuve allí me hizo crecer.

—¿No es excesivo ese riesgo de caer en malas manos?

—Pero es que en todos lados pasa así, ¿no? En todas partes hay gente buena y gente mala. Aunque supongo que en el fútbol es más fácil encontrar gente que te quiere por interés que esa otra que de verdad se preocupa por ti. Aprovechados, que buscan su beneficio. Entonces, cuando encuentras gente que de verdad se preocupa por ti, aprendes a valorarlo.

—¿Qué le dio el Dépor?

—Allí me sentí bien de verdad. Cuando digo que el equipo se merecía el ascenso me refiero también al vestuario, a los compañeros. Gente muy sana. Parecía que llevábamos un montón de años juntos, nos ayudábamos mucho. El club cuenta también con un personal cariñoso, que te hace sentir en familia. Los doctores, el delegado... Todos. Allí mejoré como persona, no solo como jugador. La exigencia me ha hecho madurar un montón, y coincidir con el mejor vestuario en el que he estado hasta ahora me hizo sentir que el fútbol va más allá del campo

—¿Ahora sigue al equipo?

—Claro. Ya lo hacía antes de ir allí. Era uno de los equipos que le gustaban a mi padre. Vuelven a tener una buena plantilla y van a estar arriba otra vez, seguro.