Riazor abronca a su Dépor y grita: «¡Borja, vete ya!»

Iván Antelo A CORUÑA

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

Al terminar el partido, el público pidió la dimisión de Borja Jiménez, tras presenciar otro pobre espectáculo de su equipo ante el San Fernando

02 oct 2022 . Actualizado a las 22:41 h.

Primera bronca seria al Dépor de un Riazor que no se conforma con lo que ve. Y no es para menos. Los coruñeses forman hasta ahora un equipo que solo funciona a impulsos, que no tiene paciencia ni juego, y su hinchada ya está harta. «¡Borja, vete ya!», reclamó un amplio sector del público al término del encuentro. También se escucharon algunos gritos de «directiva, dimisión», y los jugadores fueron abucheados cuando se acercaron a la grada de Marathón a hacer el ritual de dar las palmas al ritmo de los ultras. El Dépor tiene la mejor afición de la Liga, una de las más numerosas de España contando todas las categorías del fútbol nacional, pero lo que se le ofrece es muy poco. 16.749 espectadores se desesperaron ante un conjunto que pinta mal.

defensa

El agujero negro de Jaime

La primera parte del Deportivo evidenció que el equipo tiene un problema en la defensa. Ante el San Fernando encajó su quinto tanto en cuatro partidos en Riazor. Una losa demasiado grande, sobre todo cuando en la mayoría de ocasiones los tantos llegan por errores propios. Si hace una semana fue Lauti el que retrató a Jaime, esta vez fue Gabri el que le rompió la cintura con un cambio de ritmo que hizo chirriar sus articulaciones. No resultó el único fallo del ex del Valladolid B. Biabiany le robó la cartera en otro balón largo que dejó botar y en el que erró dos veces en el despeje.

ataque

El nueve, desasistido

Da igual quien juegue. El delantero del Deportivo no huele el balón. Lo haga Kuki, Svensson, Quiles o Santamaría, como esta vez. Los centros de Antoñito en la primera mitad se fueron al limbo por malas decisiones del lateral y luego no hubo muchos más argumentos para conectar con el ex del Badajoz. Solo en la segunda mitad, con la gasolina de un Riazor encendido, enlazó pírricas llegadas con más corazón que cabeza.

táctica

Múltiples cambios de sistema y de posiciones que volvieron loco al equipo

Ya contra el Talavera se percibió cierto caos en la segunda parte, tras variar el plan inicial al primer golpe. Ante el San Fernando, fue un carrusel de modificaciones. Del 1-4-3-3 inicial, al 1-3-4-3 tras el paso por el intermedio al 1-4-4-2 con el que se finalizó el encuentro. Casi todos los futbolistas se vieron obligados a variar tanto su posición como lo que se suponía debían de aportar al equipo. Diego Villares, el mejor deportivista en los últimos encuentros, fue sacrificado al lateral; a Rubén Díez lo retrasaron al centro del campo tras jugar más cerca del área en la primera mitad: y Quiles empezó jugando como antaño, de extremo por la derecha, a punta. Todo ese rosario de cambios se transformó en juego deslavazado en el que todo el plan pasaba por llegar cuanto antes al área.

malos resultados

A cinco puntos de la cabeza, en un tramo favorable

El Dépor tenía un arranque de liga muy favorable, con cuatro partidos en casa en las seis primeras jornadas, y ante adversarios propicios. Sin embargo, está a cinco puntos de los líderes (Racing de Ferrol y Linares) y a cuatro de un Córdoba que encajó su primer revés de la Liga (perdió en casa contra el Sanse por 0-1).