La baja de Adrián Lapeña afecta a la que está siendo la línea más inestable del Deportivo. Esa en cuyos integrantes están más lejos de su mejor estado de forma.
En un repaso rápido se pueden mencionar las discretas actuaciones de Alberto Retuerta en pretemporada; los problemas físicos que están lastrando a Raúl Carnero, Trilli, Jaime Sánchez y Borja Granero, y las dificultades que aún acusa Pablo Martínez en su adaptación al equipo y la categoría tras haber sellado su incorporación en el último momento del mercado de fichajes.
La incertidumbre es mala en cualquier zona del campo, pero es cierto que el conjunto blanquiazul la acusa especialmente en torno a su área, recibiendo gol prácticamente en todas las jornadas. En ocasiones, el tanto en contra no ha sido culpa directa de esa línea, pero ya se acumulan varios errores individuales que penalizan al colectivo.
En esta situación, cobra más importancia la baja de Lapeña, quien el curso pasado ya se contó entre los más entonados del Dépor. Aporta regularidad, pese a sufrir frente a balones centrados desde las bandas. Esta temporada también ha cumplido en casi todos los encuentros frente a los altibajos de sus compañeros en la zaga.
Para resolver el problema, las alternativas son claras. Descartado Borja Granero en la ecuación, la más sencilla sería recurrir a Jaime Sánchez, una vez repuesto de su lesión. El futbolista andaluz se vería beneficiado de actuar además en el lado derecho, donde puede aprovechar mejor su pierna buena en la salida de balón. Por contra, jugar de inicio tras haber participado en apenas tres entrenamientos —atendiendo a que el primero de la semana se ha dedicado a la recuperación—, y viniendo de una inestabilidad competitiva se plantea como un escenario delicado para el retorno.
También está la posibilidad de poner la vista en un Fabril que continúa teniendo escaso impacto en el primer equipo. Sin embargo, el central del filial más acostumbrado a ejercitarse con el Deportivo es un zurdo como Dani Barcia. Óscar Cano podría darle al menos chance a él o a Ángel Puerto para el banquillo.
Y entre todas las opciones, la que considero como una baza segura: Álex Bergantiños. Va a aportar solvencia y pausa, y además juega en Riazor, con las connotaciones que eso tiene para un jugador de su ascendencia. Ya ha ocupado la plaza, sin ir más lejos, tras la expulsión de Lapeña en Valdebebas, y si el técnico pretende explorar otras vías en la medular, el capitán encontraría la plaza ideal ahí donde empezó en el fútbol.