El resultado hubiera sido injusto si el Dépor hubiera ganado, porque no hizo méritos para los tres puntos. El equipo vuelve a adolecer del mismo problema y defecto de la temporada pasada, y que este año sigue presente: le tocan en todas las jugadas de estrategia o de fútbol directo. Todas. Además, no dominó el partido, salvo en una pequeña fase de la primera mitad. Dio la sensación de que el balón botaba mucho y el césped estaba muy seco, pero eso no tiene que llevar al Deportivo a ese otro fútbol, porque no dispone de gente capacitada para jugar más directo. El partido fue muy pobre desde ambos bandos, y en ningún caso se merecieron los tres puntos, por más que se escapasen en la ultima jugada.
En cuanto a los nuevos, Lebedenko estuvo correcto, defendió bien y peleó con el adversario más cualificado. Y Saverio pasó desapercibido, porque el Dépor ofreció muy poco en ataque. Tampoco entiendo que le hayan cambiado por un jugador que no iba a aportar trabajo en banda, como Zalazar, cuando Yeremay y Narro estaban en el banquillo.
En cuanto al central, no se le puede calificar. Desde el punto de vista teórico estaba justificada su entrada, porque en el momento que se hace el cambio había que tratar de defender el resultado, y el partido demandaba un central más para pelear el juego directo. Desconozco si es un especialista en este tipo de lances. Desde luego, debería haber llegado para paliar ese déficit, porque Lapeña se ha mostrado inferior en las situaciones de defender centros. Si el club ha traído un central que no domine el juego directo, entonces no vale de nada. Espero que no haya llegado solo por cumplir el reglamento respecto al número de fichas sub-23 en la plantilla. El que haya sido puesto en el campo el primer día y nada más llegar no me parece descabellado, porque este mercado de invierno no puede atender a los códigos de otros períodos de fichajes: el jugador que viene tiene que ser para mejorar lo que había y jugar de forma inmediata.