El lateral izquierdo coruñés recibe el alta y vuelve a optar a una plaza en la que la llegada de Lebedenko ha disparado la competencia respecto a cuando se lesionó
18 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.«Lo importante es que está de vuelta». Óscar Cano se felicitaba ayer por el retorno de Raúl Carnero; futbolista que, hasta caer lesionado, había resultado indispensable para el entrenador andaluz. No contaba con plan B en la demarcación de lateral izquierdo, más allá del coruñés. Por eso, cuando este pidió el cambio frente a Unionistas, el entrenador dudó. Envió a Jaime Sánchez y a Alberto Retuerta a calentar en la banda y finalmente eligió al central. La decisión desplazó a Pablo Martínez a un costado, donde cumplió frente a los charros, pero no mantuvo el nivel en Alcorcón. Tras la derrota de Santo Domingo, el míster recibió al Rayo Majadahonda con línea de tres atrás y Víctor Narro ocupando el carril. Para el siguiente choque, en San Fernando, Retu ya se había enrolado en el Hércules ante la falta de oportunidades y Orest Lebedenko heredaba su ficha en el plantel blanquiazul.
El ucraniano puso buen cuidado en no heredar también el dorsal. El 5 de su predecesor pasó a Pepe Sánchez, otro sub-23 para la zaga, y de momento sigue sin aparecer sobre el césped de Riazor. Mejor le ha ido al 12 que antes portaba Borja Granero. Su nuevo dueño apenas se perdió los últimos cinco minutos del choque con el Mérida, y ha formado de inicio en los tres encuentros disputados desde que llegó.
Más allá de la llegada de Lucas Pérez, la incorporación de Lebedenko se convirtió en el principal movimiento del mercado invernal, por cuanto supone un claro salto de calidad en la posición.
La idea del Deportivo era entregar esa banda a otro de los beneficiarios del plan de repatriación emprendido por la entidad. Carnero hizo un esfuerzo importante para llegar cedido desde el Valladolid. Renovó con los pucelanos hasta el 2024 y de inmediato descendió dos categorías, retornando al equipo de su ciudad. El que abandonó hace ya once temporadas para defender otros siete escudos antes de volver, cumplidos los 32. Teniendo en cuenta su trayectoria, el club blanquiazul arriesgó. Primero se había deshecho de Diego Aguirre y después rescindió a Héctor Hernández, lastrado por la mala relación con Borja Jiménez, quien aún ejercía de entrenador.
Se incorporó a Retuerta, fichado con la carta de libertad tras su paso por el Castilla, entendiendo que podría revalorizarse como había hecho un curso antes Mario Soriano. Sin embargo, la nueva apuesta dejó muchas dudas durante sus apariciones en pretemporada y quedó seriamente tocado en el Teresa Herrera. Borja lo envió al banquillo a la media hora y el madrileño no volvió a contar para él.
La situación no cambió con la llegada de Cano, quien descartó a Retu cada vez que las convocatorias a domicilio le exigían reducir a veinte los integrantes de la expedición. Hasta la desafortunada cita con Unionistas, Raúl Carnero había sido titular en todos los choques ligueros, salvo dos. Se perdió por molestias el duelo con el Rayo Majadahonda y apenas pudo disputar un minuto del que midió al Dépor con el Talavera. Ausencia de la que ahora se podrá resarcir.
Su regreso obliga al míster a decidir. Para ello valorará la posible aportación de uno y otro, atendiendo a unos criterios que compartió en sala de prensa: «Quizá Lebedenko sea algo más ágil, por su complexión física, y pueda tener una mejor conducción. Raúl tiene más precisión al enviar el balón al área». El propio técnico resaltó lo equilibrado del pulso por la posición: «Son futbolistas con similitudes. Dos grandísimos defensores, muy difíciles de superar. Ahora se van a disputar un puesto como lo hace cualquier otro en las distintas zonas del campo. Esta plantilla tiene muy pocos fijos». El ocupante del lateral izquierdo ya no lo es.