Los compañeros de vestuario elogian la aportación del capitán, más allá de lo que puede verse sobre el césped, donde alcanza las 20 jornadas sin ser titular
16 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Seis partidos como titular. Los mismos que en aquella difícil campaña que precedió a su breve exilio en Gijón. Aquella fue una excepción en una carrera, plagada de encuentros disputados de principio a fin. Ni siquiera figura entre los malos recuerdos. «Garitano casi no me convocó durante la primera vuelta, pero él me parecía un entrenador excepcional. Me tocaron tres o cuatro partidos y fueron los del gol al Barcelona, los del día de Fernando Torres... Al final, por las circunstancias, mi papel tuvo más repercusión que el de algún compañero que jugó mucho más. Hay que asumir de la mejor manera cada rol», reflexionaba Álex Bergantiños hace tres meses y medio, cuando acumulaba ya siete jornadas de participación residual. Se van a cumplir veinte desde su última inclusión en el once —victoria en casa frente al Linares— y en ellas apenas ha pasado 140 minutos sobre el césped. Un dato que podría confundir a cualquier ajeno al vestuario al valorar su contribución.
«Es el capi; eso ya lo dice todo. Capitán sería la palabra clave», apunta Ian Mackay, portador del brazalete durante las ausencias del centrocampista de la Sagrada, un año mayor. «Lo conozco desde hace un montón de tiempo y tuve la suerte de jugar con él desde juveniles, yendo juntos a entrenar», recuerda el meta, convencido de que su compañero «es un entrenador más dentro del campo. Y desde fuera se fija en todo lo que sucede, hasta el mínimo detalle. Si jugando está siempre bien colocado, cuando le toca ir al banquillo siempre ayuda a nivel táctico. Es muy importante tenerlo con nosotros».
No es una opinión sesgada por las décadas de amistad. Hay otro veterano, recién llegado de Francia, sorprendido por la capacidad de Bergantiños para sumar desde los márgenes. «Es un ejemplo para los jóvenes que piden minutos sin haber demostrado todavía nada. Él merecería participar más en el campo, por su calidad y su trabajo, pero eso obligaría a quitar a un compañero que lo está haciendo bien. Así que lo entiende y no se queja, solo apoya. Conoce perfectamente el fútbol y el Deportivo. En los partidos, sobre todo fuera de casa, habla casi como si fuera el entrenador. Deja de lado su papel individual en beneficio del equipo», resume Pablo Martínez, antes de ponerse en la piel del capitán: «Para mí, pasar por su situación sería muy difícil, pero Álex pone al club por encima de todo. Juegue o no juegue, no cambia su actitud. Ninguna protesta; un comportamiento ejemplar».
Mackay coincide en que el paso de indiscutible —el centrocampista acumuló 33 titularidades la pasada campaña, el cuarto que más del plantel— a secundario en los planes del míster exige una complicada adaptación: «A nivel personal, está asimilando la situación de contar con menos minutos. Eso siempre es algo difícil de digerir; pero en su caso ayuda el que sepa y se sienta muy importante para el grupo».
El propio futbolista coruñés admitía este giro en su papel dentro del vestuario. «Ahora mismo, puede ser el de entrenar lo mejor posible y tratar de ayudar a los más jóvenes para que progresen —compartía—. Se trata de buscar el beneficio del colectivo; así entiendo el fútbol. Lo explicó muy bien Edu [Sousa]: en un vestuario no hay nadie que no sea importante y la participación muchas veces es cuestión de detalles». A Bergantiños se le ve menos, pero no ha dejado de estar.