
Fue el Ceuta un rival que ya se vio de principio que quería disputarle el balón al Dépor. Dos disparos de media distancia se convirtieron en el único bagaje al descanso, tras una primera parte muy condicionada por el buen trabajo defensivo del Ceuta y porque a los blanquiazules les costaba muchísimo robar en campo contrario. Se contentaban con iniciar la jugada de ataque con demasiada parsimonia. Les faltó entonces velocidad de balón. A esto hay que añadirle la labor arbitral, el peso de la grada, las prisas, el 0-0,... todo eso genera errores en los pases y se perdía en reclamar cualquier cosa. El Deportivo cayó en la trampa por la presión de la gente al árbitro y un rival que iba mucho al suelo. En el descanso los coruñeses vieron que necesitaban instalarse más en campo contrario y fijar más la marca sobre algún jugador rival. Todo se plasmó en la rápida jugada en que se encontraron los dos goleadores. La salida del balón, el amago a la media vuelta de Quiles, el pase a la carrera de Lucas, el pase atrás de este y su definición es toda una demostración de poderío ofensivo. Además de eso, el Dépor sufrió un poco al final con un mal remate de cabeza y un disparo que lamió el poste, pero también los reamtes de Quiles y Kuki se estrellaron con el palo también.
Fue un triunfo necesario por los resultados. Esta vez no se falló, y el camino sigue. Quedan cinco partidos y el siguiente será fuera. Va a condicionar la baja de Lucas por sanción, pero para eso está el trabajo de la semana. El Córdoba se ha venido abajo en las últimas semanas, pero sus cuentas para tener opciones de play off pasarán por ganar sus próximos partidos. Es un campo complicado, con temperatura incierta y un Deportivo que fuera de casa aún debe demostrar que está en disposición de ser campeón.