Podrá recuperarse de unas molestias y su impacto ha sido mucho menor lejos de casa: el Dépor se ha quedado sin marcar cuatro veces y él solo ha hecho un gol
25 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Antonio Sánchez Sánchez enseñó cuatro tarjetas en Riazor. Tres no tuvieron relación con el juego, sino con las quejas ante su forma de arbitrar. Expulsó al fisio del Ceuta, Diego Torrón, por «protestar gritando y de forma exaltada», y mostró amarilla a Ian Mackay y Lucas Pérez por «desaprobar de formar ostensible» una decisión. Portero y delantero indignados al unísono (minuto 41) tras ver cómo Rubén Díez era arrollado por Aisar sin que el colegiado señalara la infracción. «Espero ver las crónicas de quién ha sido el actor principal de todo esto, no lo voy a decir yo», reclamaba el de Monelos, aclarando que «nunca he hablado de los árbitros y hoy no va a ser ese día». Cita por omisión al artífice de que el Deportivo se plante este domingo en El Arcángel sin su 7, castigado por acumulación. «Así es. Así lo dicen las reglas del fútbol. En algún momento tenía que ser; ha tocado en este encuentro y qué se puede hacer. A verlo desde la tele y animar a los compañeros. Y a desearles mucha suerte, que sin Lucas Pérez ya han ganado partidos en casa y fuera de casa», subrayaba el coruñés.
No va desencaminada su reflexión. De hecho, desde que llegó Óscar Cano, el conjunto blanquiazul ha vencido tres veces a domicilio sin el atacante repatriado y solo en una ocasión con él (0-1 en Talavera). Además, con Lucas en el once, se ha quedado sin marcar en cuatro duelos lejos de Riazor; por solo dos cuando aún no estaba en el plantel.
Además, el punta solo ha hecho un gol como visitante, en la derrota de Alcorcón. Registros que no desvirtúan su condición de imprescindible, como reconoció el míster en sala de prensa al comentar la sanción: «Es una pena. Vino aquí a echar una mano y esa mano no es cualquier mano, sino la de un futbolista de primer nivel que quiere estar siempre con su Dépor. Ahora tenemos que sobrevivir sin él, como hicimos antes de que llegara».
En ese tramo del campeonato, desde que Borja Jiménez se fue hasta que el nuevo 7 apareció, la propuesta solo admitía un ariete: Max Svensson. El jugador prestado por el Espanyol encadenó titularidades entre las jornadas 8 y 17 —precisamente, la disputada en Ceuta—, y solo otras dos a partir de ahí. Ambas, con el equipo actuando en campo ajeno; saldadas con 0-0 frente al San Sebastián de los Reyes y el Racing de Ferrol.
No ha encontrado el Deportivo quien alivie regularmente la falta de acierto fuera de casa, consolidado como el quinto del grupo 1 con menos gol a domicilio —catorce dianas; solo trece ha encajado el Córdoba como local—. Quien más ha contribuido a solventar el problema es Alberto Quiles, con cinco tantos. Al andaluz, sin embargo, no le hace gracia perder a su socio en el Arcángel: «Es una putada, pero intentaremos salir a ganar allí».
También le duele a Cano, aunque el técnico rescataba un pequeño beneficio de la situación: Lucas podrá tomarse un descanso al fin. No se había perdido un minuto de juego desde que llegó (solo fue sustituido en el descuento frente al Fuenla) y la exigencia empezaba a afectar. «Está con aductor que le está dando un poquito de jaleo», desvelaba el entrenador en sala de prensa. Enseguida, en zona mixta, el de Monelos redondeaba la explicación: «Lleva un mes dándome un poco la lata. Creo que es por el cambio de césped y porque ya lo tenía cargado. Ahora a descansar y recuperar». Después de Córdoba quedarán al menos cuatro citas por resolver.
El Córdoba, peor equipo de la segunda vuelta
El Deportivo frenó en Riazor la extraordinaria progresión del Ceuta, el único conjunto invicto en la segunda vuelta hasta que acudió al feudo blanquiazul. Esta extraordinaria racha de juego y resultados, que mereció los elogios públicos de Óscar Cano y Lucas Pérez, había permitido al equipo abandonar los puestos de descenso tras haber cerrado el año como claro colista (apenas 7 puntos) del grupo 1 de Primera Federación.
Un 2022 que concluyó con el Córdoba, próximo rival de los coruñeses, en lo más alto de la clasificación. Los blanquiverdes sumaban entonces 36 puntos (únicamente tres derrotas en 17 jornadas) y 32 goles a favor. Hoy, quince partidos más tarde, llevan 48 puntos y han caído en media docena de encuentros más. Solo han ganado un duelo en toda la segunda vuelta (2-0 a la Cultural), en la que son el peor equipo del grupo. Sin embargo, siguen a tiro de la zona de promoción.