La probable lesión de Alberto Quiles no solo marcó el partido de Pasarón, sino que amenaza con condicionar también la promoción de ascenso para el Deportivo. El hecho de que el delantero tratara de volver al campo tampoco ofrece mayor esperanza; las imágenes de la acción auguran malas noticias.
A partir de ahí, no hay demasiado que aprovechar de un encuentro que debía servir para consolidar la buena imagen de la semana pasada en Riazor, y al que la victoria del Castilla privaba de valor clasificatorio. La primera parte del duelo reprodujo muchos de los problemas que se ha encontrado el equipo como visitante, incluido el error que costó el gol del Pontevedra.
Más allá de eso, queda claro que Rubén de la Barrera tiene en su cabeza un modelo de juego y unos protagonistas del mismo. Estas dos citas previas al play-off le habrán confirmado que hay futbolistas que estaban teniendo escaso protagonismo y merecen más oportunidades y que hay otros que no atraviesan su mejor momento.
Entre los primeros, destaca Yeremay. El extremo canario podría ofrecer todavía más en caso de haber tenido mayor rodaje esta campaña. Pese a ello, casi todas las acciones de ataque del Dépor en Pasarón salieron de su botas. Lo sucedido allí y lo ocurrido frente al Algeciras confirman que si les das oportunidades, los chavales de casa tienen al menos tanto que ofrecer como muchos de los que se han ido a buscar fuera.
Trilli progresa y David Mella puso voluntad para aprovechar la ocasión. Le falta, como es lógico, seguir madurando, pero no se arrugó en ningún momento y generó la oportunidad más clara dentro del flojo primer tiempo de los coruñeses. En el segundo, Álex Bergantiños estuvo entre los que dejaron huella, abriendo el debate en torno a su desaparición de los planes del anterior técnico. El partido también refrendó que Lucas Pérez aporta más al equipo cuando no es referente en punta.
Dejó muy buenos minutos mezclando con Quiles. Un socio preferente que podría perder de cara a la promoción. Si esto ocurriera, el Deportivo no dejará de ser el favorito. Ese rival al que seguro ningún equipo del otro grupo quería ver delante.