La afición lo ha vuelto a hacer. El pasado sábado, la icónica fuente de San Vicente se vistió de azul y blanco. Como si de una centuria brigantina se tratase, la conquista de Lucus Augusta era el objetivo, y es que Lugo era un destino señalado para nuestra afición. No solo por su cercanía, sino por la importancia de medirse con uno de los que, por presupuesto e historia más reciente, será rival directo en la pelea por la liga.
Desde la muralla de Lugo hasta el río Miño, cientos de personas alentaron a su equipo. Pese a que el primer partido de la temporada había dejado un sabor agridulce, se podía respirar un ambiente ilusionado con la plantilla confeccionada por Fernando Soriano. Las últimas incorporaciones han sido un puñetazo encima de la mesa: Pablo Valcarce, Salva Sevilla y Hugo Rama vienen para ser importantes y marcar las diferencias. Pero, sin duda, lo más interesante es que el nuevo proyecto apuesta, al fin, por Abegondo.
Después de tener que aguantar numerosas campañas viendo cómo aquellos que capitaneaban el barco se cansaban de menospreciar la cantera, forzando incluso que nuestros mayores tesoros hayan tenido que abandonar el club, el viento ha cambiado. Poder presenciar a Mella y Yeremay siendo importantes, contando con minutos y protagonismo, era una de las cosas que pedía a gritos el deportivismo.
Lo que aconteció sobre el césped del Anxo Carro fue un duelo desequilibrado, entre un equipo que compitió como un bloque de principio a fin y otro al que le queda mucho para cumplir las expectativas que se han creado en torno a él. El Dépor fue muy superior en todas las facetas del partido; defensivamente parece inexpugnable, y ofensivamente dispone de muchas armas para poder atacar portería contraria. Frente a una defensa en bloque bajo, vemos cómo gana protagonismo Lucas Pérez; y cuando hay metros para correr, el equipo lo tiene muy claro. Más, cuando cuentas con Diego Villares, capaz de pisar ambas áreas, y dos extremos verticales que amenazan el espacio constantemente.
Para cerrar, compartir que me encantaría ver pronto a Ian en portería. Él también es producto de Abegondo y apostó por su casa cuando nadie más lo hizo. Ánimo.