La explosión de felicidad de los 30.000 que acompañaron al Deportivo desde fuera de Riazor: «¡Lo conseguimos!»

C. Devesa / G. Vázquez REDACCIÓN / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

C. Devesa

Al lleno dentro del estadio se sumaron los miles y miles que siguieron el partido desde la pantalla gigante instalada en el exterior. Con el 1-0 de Lucas Pérez se desató la locura. Durante todo el día, los aficionados blanquiazules demostraron que nunca le fallan a su equipo

12 may 2024 . Actualizado a las 21:27 h.

30.000 tenían entrada para verlo desde dentro, pero otros 30.000 lo disfrutaron y sufrieron a partes iguales desde fuera. Si el estadio de Riazor se llenó este domingo para el Deportivo-Barcelona B, también lo hizo de forma espectacular la explanada del Palacio de los Deportes. 

Allí siguieron con la misma pasión este encuentro que vale un ascenso a Segunda División. «A ver, ¡meted un gol!», gritó uno de los aficionados que se concentraron frente a la pantalla gigante dejando constancia del miedo a que la fiesta no se resolviese esta jornada.

Los primeros 45 minutos fueron de mirar mucho a la pantalla y poco de animar. Había tensión cuando al Deportivo se le iba complicando el encuentro ante el filial azulgrana. Eso sí, desde el primer minuto no cabía un alfiler y la marea de gente llegaba hasta Las Esclavas. Gritos de «¡Vamos Dépor!» se alternaban con silencios. Gente de todas las edades esperaban la victoria de su equipo y el ascenso a Segunda División. La mayoría lo hacía de pie entre el nerviosismo y la ilusión por lo que pudiese pasar.

Casi 30.000 aficionados siguen al Deportivo desde la pantalla instalada en la explanada del Palacio de los Deportes
Casi 30.000 aficionados siguen al Deportivo desde la pantalla instalada en la explanada del Palacio de los Deportes Marcos Miguez

Hubo que esperar más de media hora para que el ambiente se empezase a caldear. Unos dándose ánimos a otros con cánticos de los que se escuchaban dentro del tempo blaquiazul. Desde recuerdos al eterno rival -«quien no baile es un celtarra»- al eterno, «¡Vamos, Dépor!».

Mientras, seguían de cerca cada movimiento en el área rival. Esa en la que el Dépor tenía que marcar hacia la grada de marathón. No pudo ser en la primera parte y tuvieron que seguir esperando al gol del ascenso. 

En la segunda parte llegaron los «¡uy» ante la primera ocasión del Deportivo en el área azulgrana. Primera ilusión en una mitad que ya arrancó con la afición más animada con el objetivo de transmitir al equipo su calor. Gritos de «venga, venga» y «vamos» mostraban la impaciencia de los seguidores deportivistas deseosos de que llegase el gol que consolidase la vuelta al fútbol profesional.

Imagen de la cantidad de aficionados que se dieron cita en la explanada
Imagen de la cantidad de aficionados que se dieron cita en la explanada C.Devesa

Y llegó el minuto 57 y se desató la locura en el exterior del estadio de Riazor. Gritaron gol en las gradas y ese «goooool» se repitió frente a la gran pantalla. Saltos, gritos, lágrimas y muchos abrazos de unos aficionados entregados a este domingo tan especial.

Más especial aún que ese primer tanto lo firmase un niño de la casa como Lucas Pérez. La afición soltó todo el estrés acumulado con cánticos de alabanza al de Monelos y otros tantos «Forza Dépor». «Vamos, chavales», gritaron varios aficionados que cruzaban los dedos para que el partido terminase así.

Y se acercaba el gran momento. «Que sí, que vamos a ascender», gritaban poco antes de terminar el encuentro. 

«Nadie canta, hay que cantar», gritó un aficionado tras el que todos corearon: «Deportivo, Deportivo». Al que le siguió el clásico «Deportivo alé, no te rindas porque... en la curva siempre animaré». Los cánticos fueron tímidos entre los deportivistas, que no pararon de mirar el reloj. "¿Cuánto queda?", preguntaba alguno a poco más de 15 minutos del final. Algunos se comían las uñas con cada aproximación del Barcelona al área deportivista. «Uff», era la exclamación general. «Está hecho», comentaba un chico a falta de cinco minutos, a lo que su compañera le contestaba «calma». «Están perdiendo el tiempo», analizaba un seguidor mientras comía pipas para calmar los nervios. 

Marcos Miguez

A falta de un minuto, pocos cánticos y mucha tensión entre los deportivistas. «Siete, ¿cómo siete minutos?», gritaron algunos al ver el tiempo asignado por el árbitro al descuento. «Está bien», contestaba alguno calmando la ansiedad de otros.

Cruces de dedos y gritos de «¡Vamos!» y «¡sí se puede!». Y algún que otro brindis celebrando por adelantado lo que esta vez sí pudo ser.

Y llegó el minuto 97. «¡Pita ya, hombre! Ya está». Y por fin sonó el silbato del árbitro y la locura se desató. El Deportivo de La Coruña es equipo de Segunda División.

La afición del Deportivo en la explanada de Riazor
La afición del Deportivo en la explanada de Riazor Marcos Miguez

Una jornada que empezó temprano

Los aficionados no fallaron a la convocatoria a las 11.00 en la calle San Juan. Miles de almas se sumaron al vermú blanquiazul. Era la previa de la gran marcha deportivista que arrancó desde la plaza de España hacia el estadio de Riazor. Una jornada de fiesta en la que no importaba el resultado. Y es que el Deportivo seguiría dependiendo de sí mismo. Pero no hizo falta esperar.