Afición y Deportivo celebraron eufóricos el ascenso a Segunda División
TORRE DE MARATHÓN
Unas 60.000 personas jalearon en Cuatro Caminos a los héroes del ascenso, disfrazados en el bus descapotable de piña, la fruta que simbolizó la conjura para la remontada hacia el título
26 may 2024 . Actualizado a las 15:53 h.La fuente de Cuatro Caminos volvió a vibrar en una noche mágica en la que no faltaron los guiños al pasado y presente del club blanquiazul. Tras cuatro años con el Deportivo en las profundidades de la tercera categoría, A Coruña salió a la calle para arropar a la alineación que les ha devuelto la ilusión. Los jugadores llegaron escoltados por las fuerzas de seguridad y vestidos con el símbolo de la remontada: la piña. Lo que vieron al llegar a San Pedro de Mezonzo fue a 60.000 personas, según la estimación del Ayuntamiento, coreando sus nombres.
El Dépor «está en un buen momento». Como diría Nebulossa en Zorra, representante de España este año en Eurovisión, «solo era cuestión de tiempo. Voy a salir a la calle a gritar lo que siento a los cuatro vientos». Dicho y hecho. El perímetro de seguridad no pudo impedir que Diego Villares, Lucas Pérez y David Mella se bañaran en la fuente. La fiesta había empezado y nadie los podía parar. El capitán se animó a cantar el «nos van a ver volver», mientras que Villares optó por el «shalalalaa, Deportivo». Ambos cánticos surtieron el efecto esperado ante una afición entregada a los nuevos hombres de platino. Mella completó el trío estelar y emocionó a más de uno al aparecer con la camiseta del club del 89, la misma que usó su padre, Gonzalo Mella. Para los más nostálgicos tampoco faltaron sus canciones. El «Yo te quiero dar», de La Mosca, resonó con fuerza para recordar el título de Liga del 2000.
Y es que muchos de los presentes buscaron ayer recordar aquellos maravillosos años, mientras que los más jóvenes aprendieron cómo se celebran los éxitos en A Coruña. Los aficionados que aguantaron estos años en la sombra respiraban con orgullo y emoción. El club ya está viendo cómo nace una nueva generación de deportivistas. «Esto es increíble. Ojalá el año que viene celebremos el regreso a Primera», celebraba María, una joven del entorno de Cuatro Caminos, epicentro de la fiesta.
Xulia llevó a su familia al completo. A sus pequeños les contagia ya el sentimiento por el Dépor. «Es la primera vez que ven algo así. Recuerdo de aquel ascenso del 91 bajar a las calles con mis padres y me interesé por el Dépor. Ahora quiero que ellos tengan esos recuerdos también», decía sonriente. Sin duda, una nueva resaca emocional para una afición eterna.
Sonia y Juan se quedan con el sentimiento. Ellos viven en Oleiros, aunque tienen un buen cacao en casa. Sonia es coruñesa, su marido de Madrid y su hija, que estaba con sus amigas, de Barcelona. «Solo tenemos este equipo». Y lo más importante, en las buenas y las malas la afición del Dépor siempre está. «Estamos donde estamos y todo el mundo apoya al equipo. Eso es lo bonito».
Las más jóvenes tampoco quisieron faltar y ya estaban por el entorno de Cuatro Caminos antes de que acabase el encuentro. Irene, Antía, Sofía, María, Raquel y Naomi, de entre 18 y 21 años, no conocen a un Deportivo con títulos, pero sí sabían que la noche era grande. «Cuanta más fiesta mejor. Hoy será lo que surja», decían. Y es que se nota que el sentimiento por el Dépor sigue vivo ante la cantidad de adolescentes y veinteañeros que hay en las calles, pensando más en las copas del bar que las del fútbol.
Abrazos y muchos reencuentros
Aunque la afición se fue acercando tímidamente a Cuatro Caminos tras terminar el partido, horas antes de llegar el equipo por San Pedro de Mezonzo aquello era ya una marea de 60.000 personas.
Con el remix de «Sweet Caroline» llegó la primera explosión de los asistentes. Coreando los «oh, oh, oh!» del estribillo y con las bufandas alzadas. En la voz del speaker, los clásicos «que bote Riazor» y «A Coruña entera, se va de borrachera».
Pero el momento de los momentos llegó pasadas las once de la noche con el bus del Deportivo entrando en la plaza y sorprendiendo a todos con el aspecto de los jugadores. La plantilla iba vestida de arriba a abajo de piña, despertando la euforia de los presentes.
Una vez allí, desde el bus empezaron a desfilar uno a uno los jugadores que no dudaron en bailar sobre la pasarela instalada para la ocasión.
A continuación, por la pasarela que rodeaba completamente la fuente, llegaron las bengalas, pero en esta ocasión por parte de los jugadores, que seguían apelando a los aficionados para que saltasen con ellos. También las camisetas, que jugadores como Lucas lanzaron a la afición.
Una noche de perfecta sintonía para soñar con más.