Qué bonito final de curso para el deportivismo. No solo hemos conseguido ser campeones de la categoría, sino que el escenario fue aquel mismo lugar que nos arrebató el sueño del ascenso el pasado curso. En cuanto al domingo, Lucas ha acabado el año de forma estelar, sus números hablan por sí solos, y más allá de números, como siempre digo, ¿cómo podemos cuantificar lo demás?
Ha sido un año complicado, todo empezó a encajar desde el parón de invierno. Es más, recordemos que el equipo perdió su último partido el 14 de enero en León, pero, lo dicho, todo engrasó desde aquel momento. Idiakez perfeccionó el once, con la ayuda de los que estuvieron lesionados en la primera parte de la campaña, y el equipo fue muy sólido, hasta el punto de ser superior en todos los partidos, salvo cuatro momentos contra el Sabadell y el Arenteiro. También ha sido difícil para opinar a favor de las unpopular opinions, tanto en este medio como en otros donde he participado con voz y voto. Siempre he respetado a todos los futbolistas del equipo y a todos los que, como yo, opinaban, pero en el sentido contrario. Muchas veces los que participamos en medios tenemos que aguantar desagradables intervenciones de gente sin nombre, que se esconde debajo de una foto y un nick.
De todos modos, ha sido fantástico contar por medio de esta columna mis sensaciones que rodeaban al Deportivo de La Coruña y también poder haber acercado otros deportes minoritarios. Siempre estaré agradecido a todos los que me han dado la oportunidad de desempolvar este título que mi padre legó: Aduanadas, es decir, travesuras. También creo que ha sido una forma de mantener viva mi relación con él a lo largo de estos dos años sin poder compartir lo que siempre hacíamos: hablar de ciclismo, golf, baloncesto, de Fernando Alonso, madrugar con él para frikear con cualquier tipo de deporte que se estuviese jugando en el planeta.
El próximo año el Dépor volverá al fútbol profesional y estoy convencido de que lo que ha conseguido esta plantilla va a aprovecharlo para esa conexión con la grada, esa capacidad de generar tantísimo deportivismo como el que hemos visto en cualquier desplazamiento o en las calles de esta ciudad. Los malos tiempos, como los buenos, algún día se acaban. Los del Deportivo han terminado.