Aunque varios tienen comprometida ficha del primer equipo, el club trataría de rebajar el coste de la multitud de novatos en Segunda empleando el filial
12 jun 2024 . Actualizado a las 11:03 h.Hace poco menos de un año, Mario Soriano ejecutó una cláusula de su contrato que le permitía salir cedido al Eibar para estrenarse por fin en el fútbol profesional. Sin embargo, nunca ha llegado a estar inscrito en Segunda División. El club armero aprovechó la edad del madrileño (22 años) para alistarlo en un filial que no iba a pisar. El talentoso enganche se ha mantenido a las órdenes de Joseba Etxebarria durante toda la temporada, participando en más encuentros (44) que ningún otro compañero, y formando de nuevo como titular en el primer choque del play off de ascenso, celebrado el pasado sábado en el Tartiere.
La entidad de Ipurua obtuvo un doble beneficio al incluir al jugador en su conjunto b. Por un lado, dejó una plaza libre en el primer equipo; por otro, se ahorró un buen dinero de la inscripción. La cuota de licencia de un futbolista en Segunda es muy modesta, apenas 528 euros, pero dar de alta a quienes nunca han militado en la categoría obliga a un desembolso sensiblemente mayor. Para la campaña 2023-2024 la cuota fue de 25.271 euros por cabeza, casi 1.400 euros más que el curso anterior —57.809 en Primera, por los 1.630 de la Liga Femenina—. Quizá pueda parecer una minucia, atendiendo a los presupuestos que suelen manejarse en la competición, pero no lo es. Además, tiene impacto en el límite salarial.
En el Deportivo, la cifra acumulada será probablemente alta porque a quienes ascendieron a las órdenes de Imanol Idiakez quizá haya que sumar a varios integrantes de la cantera que hasta ahora han pertenecido al Fabril.
Solo entre los que han concluido la temporada como miembros de pleno derecho del primer equipo, y añadiendo a aquellos que regresarán tras haber salido a préstamo, serían once los novatos, aproximando así a los 300.000 euros el gasto total de la inscripción.
Aunque algunos de los afectados podrían salir antes de que arranque la 2024-2025, hay otros cuya continuidad está fuera de duda. Especialmente, ese trío curtido en Abegondo que forman Diego Villares, David Mella y Yeremay. Aunque los dos últimos seguirán siendo sub-23 y podrían servir al Dépor computando en el filial, es prácticamente imposible que se contemple esta opción.
Más sencillo podría ser contar con un tercer meta sin ocupar con él una de las 25 licencias que establece como tope el reglamento. Los porteros sub-25 pueden saltar ilimitadamente desde el b y tanto Eric Puerto (21 años) como Alberto Sánchez y Pablo Brea (22, ambos) estarían en condiciones de alternar.
A partir de ahí, los casos de Dani Barcia, Iano Simão, Pablo Muñoz, Raúl Alcaina y el propio Mario Soriano tampoco parecen encajar en este juego a dos bandas (el lateral izquierdo y el delantero centro estarían además descartados por edad).
La opción sí alcanza, sin embargo, a distintos jugadores que iniciaron la 23-24 a disposición de Óscar Gilsanz y ahora ven posible, por progresión o por contrato, dar el salto. Los ejemplos más claros serían los de Rubén López (17 participaciones con el Dépor) y Martín Ochoa (11, cuatro como titular). Pero en la misma situación estarían Mario Nájera (sin debutar, aún), Diego Gómez, Kevin Sánchez o Jairo Noriega (todavía pendiente de renovar). Alrededor de 130.000 euros en licencias que intentaría ahorrarse la entidad blanquiazul.