Kylian Mbappé necesita una media de cinco remates a portería para hacer gol. En el caso de Erling Haaland, son cuatro. Iván Barbero lleva siete disparos entre los tres palos en lo que va de competición. Es una realidad que todos los delanteros fallan más de lo que aciertan.
Sin embargo, para muchos atacantes, no marcar es como un reloj de arena que se vacía cada vez más rápido. Cada partido que pasan sin ver portería, incrementa el peso de la presión y el silencio del gol se convierte en un ruido ensordecedor.
A pesar de que puede tener un gran impacto en el juego en otros aspectos, como asistencias o desmarques, el hecho de no transformar en tantos las oportunidades hace que su rendimiento sea puesto en duda por aficionados, medios de comunicación e incluso por los entrenadores.
Pero más allá de eso, esta presión externa no tiene nada que ver con la autopresión interna. Pasan los partidos, los goles no llegan, el jugador comienza a dudar de sí mismo, analizando cada movimiento, cada tiro fallado, cada ocasión desperdiciada... La confianza, un elemento clave en cualquier goleador, empieza a tambalearse. Aumenta la tensión física y lo que antes eran gestos instintivos y naturales se vuelven más mecánicos y forzados, aumentando la posibilidad de fallar. La ansiedad se dispara y el futbolista toma malas decisiones en el campo, se precipita e incluso descuida otras obligaciones suyas. Y si el jugador y su entorno siguen centrando la atención en el gol, la bola de nieve sigue girando.
Todos los delanteros pasan por épocas de sequía anotadora en algún momento, y la clave para superar estas rachas reside en la mentalidad del propio profesional. Mantener la calma, dejar de escuchar a los que insisten en que tiene que marcar, confiar en el trabajo realizado, dejar de centrar la atención en el gol para enfocarse en aquello que puede controlar; las cosas que le ayudarán a ver puerta.
El gol llegará, pero mientras tanto, lo importante es recordar que el juego es mucho más que ese momento final en el que el balón cruza la línea.
Jesús López es entrenador de fútbol, analista y asesor de deportistas profesionales