El central del Deportivo dio su gran salto de nivel a las órdenes del técnico betanceiro, como detallan compañeros suyos en el juvenil y el filial
04 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.El flechazo fue instantáneo; varios testigos que pueden dar fe. Como Brais Val, que acababa de llegar. «Aquella fue mi primera temporada en el Deportivo; también la de Gilsanz. Los dos empezamos en el Juvenil A [el técnico había estado antes en el Laracha, dependiente de la entidad blanquiazul] y en él fue donde Dani Barcia se hizo indiscutible y tuvo su verdadera explosión. Según me comentaron, en el B no jugaba siempre, era algo más irregular», detalla el centrocampista, que ahora milita en el filial del Villarreal.
Él se confirmó como otro fijo en ese conjunto que se llevó la Copa de Campeones y en el que el eje de la zaga no admitía discusión: junto a Barcia, Fito Rodríguez, enrolado actualmente en el Bergantiños de Segunda RFEF. Para el defensa, compañero constante del zurdo de Cambre en la base del club coruñés, la consolidación de su socio no debe encuadrarse en esa campaña triunfal (la 2020-2021), sino una después. «Con el paso de un juvenil a otro, la continuidad puede percibirse como algo normal, pero dejó de serlo en el salto al Fabril, todavía con 18 años. Para mí, ahí estuvo la apuesta clara, porque Dani lo jugó absolutamente todo», destaca Fito.
No hay lagunas en su memoria. Dos citas ausente por molestias, una tras ser convocado con el primer equipo y otra más por sanción. El resto suman las 31 (sobre 35 posibles) en las que Barcia fue titular en el filial. «Le dio total confianza. Dani lo hizo muy bien, pero la apuesta estuvo ahí», reitera este otro central forjado en Abegondo, quien además señala dónde estuvo la clave de la fructífera relación: «Considero que le marcó especialmente en funciones defensivas; en cuanto a agresividad, por ejemplo. Al final, tanto Barcia como yo, estábamos muy acostumbrados a desenvolvernos con balón, porque la posesión en los equipos de base del Deportivo suele ser siempre favorable. Así que en esa faceta fue en la que más mejoró».
La teoría tiene a Brais Val como valedor: «Lo hizo más completo, sobre todo en tareas puramente defensivas. Ya era un futbolista con capacidad de conducción, de filtrar, de cambiar la orientación del juego... Pero en las competiciones de las que venía se está poco acostumbrado a situarse en bloque bajo, mantener la concentración, marcar en área..,» Todo eso lo fue ganando el ahora integrante fijo del once del Dépor. Con Imanol Idiakez y de nuevo en Cartagonova, para el estreno de Óscar Gilsanz.
La confirmación del zaguero en el fútbol profesional está registrada en datos que reflejan los progresos mencionados por sus excompañeros. Pocas dudas ofrece su manejo de la pelota de Barcia. Da casi 55 pases por encuentro: el cuarto futbolista que más se asocia en Segunda División. El 84 % de sus intentos acaban bien.
Cuando la bola está en poder del adversario, tampoco le va mal. Promedia cinco despejes por partido (líder del equipo y séptimo del campeonato) y solo Ximo Navarro registra más intercepciones y entradas en el conjunto coruñés.
Defiende como le enseñó Gilsanz. «La relación era un poco de padre a hijo —sostiene Brais—. Era a quien más apretaba y exigía en los entrenamientos, porque Dani a veces se relajaba un poco. Y así le sacó rendimiento. Barcia tiene ahora el papel fundamental que ya tuvo antes con Óscar. Y solo va a ir para arriba, aún más si siguen juntos, porque las condiciones están ahí».