El viaje a ninguna parte de Helton Leite

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

Morales decantó el encuentro aprovechando una de las salidas en falso del fiable meta, perdido esta vez en el cruce de gradas de Tribuna y Pabellón

25 ene 2025 . Actualizado a las 23:24 h.

El filón estaba en esa esquina que conecta Tribuna con Pabellón Inferior. En el ángulo muerto de la conjunción entre Pablo Vázquez y Ximo Navarro. Allí se jugó el partido el Levante, buscando el rincón con una constancia tan llamativa que hasta Helton Leite se acercó a mirar. La curiosidad del brasileño, siempre a media salida hacia el punto de atracción, mató al Deportivo, incapaz de apartar a su portero de aquel lugar tan tentador. Es cierto que la primera vez en la que el cuero tomó ese rumbo, el meta reculó a tiempo; fue en vano, porque todo el equipo había perdido ya la posición.

El conjunto granota, aparentemente sometido en el arranque del segundo acto, rindió la medular y se saltó ese paso en la transición. Diego Pampín, lateral izquierdo de Oleiros que una vez quiso jugar de local en Riazor, demostró conocer el campo. Golpeó duro, casi a la altura del área propia, y la pelota voló en paralelo a la línea de cal. Trató de cabecearla Pablo Vázquez, pero le faltó un petit-suisse. Iván Romero llegó antes que nadie a la caída, esprintando hacia al córner maldito, obligó a salir de la cueva a un Pablo Martínez y asistió al otro; al que no iba de blanquiazul. El chut partió de una posición escorada, topó con unas manos blandas que dejaron la bola muerta y Carlos Álvarez reaccionó antes que José Ángel, culminando el gol.

Si la debilidad de Helton quedó diluida esta vez en la pifia colectiva, solo Ximo Navarro logró disimular su siguiente error.

Para entonces, el Levante adormecía el encuentro, a ritmo de quien administra una renta mínima; por eso sorprendió ver a Andrés Fernández activarse de inmediato cuando un saque de esquina murió cerca de su red. El portero visitante había observado a José Luis Morales lanzarse a la carrera hacia el rincón del chollo y allí apuntó al sacar.

Empleó la precisión debida para generar un espejismo: el meta local imaginó que podría alcanzar antes que el Comandante el punto de colisión. Sin embargo, el delantero llegó con tanta ventaja, que su rival tuvo tiempo de no meter el pie. La imponente figura de casi dos metros pasó de largo, evitando la expulsión y dejando un marco vacío que la cabeza de Ximo acudió a proteger. Segundo aviso. No habría más.

A la tercera fue el 1-2. Acababa de firmar el empate Diego Villares cuando Jorge Cabello recibió a la misma altura de aquel primer intento de Diego Pampín. Calcó prácticamente el golpeo del oleirense, pero sin conseguir superar a Pablo Vázquez, para desgracia de Helton, que viajaba ya hacia ninguna parte, pensando que su compañero no lograría intervenir. Morales de nuevo, en la conjunción de gradas; el punto ciego de Riazor.