Lucas Pérez: «Habrá gente que diga 'pobriño'. Pero yo no tengo derecho a quejarme de nada, la vida es muy bonita»
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TORRE DE MARATHÓN
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Después de dejar el Dépor y fichar por el PSV, el delantero coruñés explica el calvario que lleva padeciendo desde hace tiempo y que lo empujó a irse. «Tras abandonarme con 2 años, mis padres solo aparecen para pedirme manutención»
26 feb 2025 . Actualizado a las 12:27 h.Hace más de un mes que vivió uno de los momentos más emocionantes de su vida —«duros, no, porque duro fue cuando se murieron mis abuelos, que se fueron antes de tiempo», aclara—. Dejaba por tercera vez el Dépor. Pero en esta ocasión tenía una connotación especial, porque su regreso había sido dos años atrás para sacarlo del pozo, lo había conseguido y era un héroe en la ciudad. Aquella despedida, entre silencios, dejó muchas dudas sobre los porqués. Ahora, Lucas Pérez (A Coruña, 1988), de regreso a la élite mundial, tras fichar por el PSV aclara lo sucedido y desvela el calvario que lleva padeciendo con sus padres, que en diferentes momentos de su vida han aparecido para pedirle una manutención.
—Su adiós fue un poco confuso y en el ambiente quedó que se iba para estar con su hijo en Madrid.
—Yo nunca he dicho eso. Pero es que tampoco podía ni quería hablar de muchas cosas. Ahora, pasado un tiempo y con algunos aspectos, no todos, solucionados, creo que es el momento de dar una explicación, porque A Coruña, que tanto me ha apoyado, y el deportivismo la merecen. Eso sí, ya le advierto de que hay cosas en las que no puedo profundizar porque tengo un proceso judicial abierto.
—¿Por qué se fue?
—Por desgaste. Llegué con mucha ilusión. El primer año no logramos el objetivo y el segundo sí, pero por el medio hubo un momento, el año pasado, en el que gente del club quiso prescindir de mí, algo de lo que me entero porque me lo dice el entrenador [Imanol Idiakez] y algunos miembros del consejo de administración. Todos ellos me apoyan. En medio de todo eso, el equipo y yo no estábamos bien y aparece un burofax de mi padre, que me pide una manutención de por vida. Eso me lo ocultan, de acuerdo con mi agente, para buscar el momento menos malo para decírmelo. Y ahí con todo eso se empiezan a complicar las cosas, porque no me siento lo suficientemente querido o valorado. Es no saber lo que significa el Deportivo y A Coruña para mí.
—¿Después de saber que querían echarlo llegó a reunirse con el propietario y ahora presidente del club?
—Yo con Juan Carlos [Escotet] y con su sobrina [Michelle Clemente] tengo muy buena relación. Y claro que me reúno con él para hablar de muchas cosas. Pero, sobre todo, del problema que tengo con mi padre. Y solo puedo decir que por parte de ambos encontré el apoyo que no siempre percibí.
—¿Y con Benassi y Soriano trató de limar asperezas?
—Yo hablé con mucha gente, pero no quiero entrar en detalles.
—Llega el final de temporada, el Dépor asciende, Lucas pasa a ser un héroe y nadie se imagina que pueda irse.
—Ahí sí que me gustaría destacar el esfuerzo que hizo el club para que yo siguiera en A Coruña. En su momento, yo lo hice por volver, y cuando le tocó al club lo hizo para que todo continuara igual.
—¿Pero qué pasa entonces para que, de repente, cambie de opinión?
—Pues que las cosas quedan ahí. Está lo de mi padre. Noto que, insisto que excluyo a Juan Carlos y a Michelle, no se me apoya todo lo que necesito y la cabeza no va. No me encuentro a gusto y creo que lo mejor es apartarme a un lado.
—Pero esta no era la primera vez que su padre reaparecía en su vida.
—No, pero tampoco puedo dar más detalles.
—¿Y su madre?
—Pues también apareció en alguna ocasión. Tras abandonarme con dos años, mis padres solo aparecen para pedirme una manutención.
—¿No tuvo relación con ellos desde esa edad?
—Hubo algún intento de acercamiento. Pero, de verdad, no es que no quiera, es que no puedo hablar de estos temas. Tengo que ser muy prudente. Quiero explicar para que la gente sepa que no me fui por un capricho, sino por una situación que se dio, que no me sentí cómodo y que necesitaba marcharme. Con algunas apariciones, mi relación con mis padres se rompe cuando a los 2 años me dejan en la Casa Cuna. Cuando se enteran mis abuelos van a recogerme y es con quienes yo me crío.
—¿Pero en qué le afecta estar en A Coruña en el conflicto con su padre?
—Pues que A Coruña es muy pequeña y todos nos vemos por la calle.
—Entiendo que él ha ido tras usted y se han encontrado, ¿cómo fue ese momento? ¿Qué sucedió?
—No puedo responderle. Ya estoy hablando de más porque mis asesores me han dicho que cuidado con lo que diga.
—¿Su padre ha estado en la cárcel?
—(Silencio y suspiro). No le puedo responder tampoco a esa pregunta. Tiene que entender. Le repito que estoy hablando demasiado.
—¿Cómo fue su niñez?
—Solo le puedo decir que todo lo feliz que mis abuelos lograron que fuera. No puedo entrar en más detalles.
«No me queda familia de sangre, también ha desaparecido de mi vida por diferentes cuestiones»
Durante años, la vida de Lucas estuvo muy cercana a su tío Pepe y a su primo. Pero esa relación también ha dejado de existir.
—¿Cómo es su relación actual con su tío Pepe, con el que incluso convivió en Londres?
—Inexistente. No me queda familia de sangre, también ha desaparecido de mi vida por diferentes cuestiones. Es el caso de mi tío Pepe y mi primo, con el que me crie.
—¿Siente que intentaron aprovecharse de usted?
—Lo han intentado, pero reducirlo a eso me parece demasiado superficial. Para explicarlo necesitaría horas y usted páginas y páginas de periódico. Queda todo esto guardado para cuando Lucas cuente su vida. Digamos que la vida te lleva por un camino y yo elegí a mi familia, que son Iván, su madre y su hermana, Marcos y gente que he ido conociendo.
«Yo no tengo derecho a quejarme de nada. La vida es muy bonita»
Tras despedirse de A Coruña, Lucas se marchó a Madrid, en donde reitera que «nunca» negoció «con ningún club». Allí se ha entrenado con el Rayo Majadahonda hasta que reapareció en su vida su antiguo agente, Rodrigo Fernández Lovelle, para proponerle irse al PSV. «La propuesta me llega el 30 de enero. Si entonces hubiera aceptado, podría disputar la Champions. Pero no estaba preparado. Lo entendieron y esperaron. Durante todas estas semanas se interesaban por cualquier cosa que precisase. Me habían elegido y dijeron que esperarían. Lo hicieron y aquí estoy con la ilusión de poder ganar más títulos para A Coruña».
—Ahora, más tranquilo, ¿sigue con hambre de fútbol o piensa en la retirada?
—He pasado meses de mucho agobio y ahora quiero disfrutar, no he venido a retirarme. Queda Lucas para rato. No sé para cuánto tiempo. Pero alguno más queda. Déjeme disfrutar un poco después de todo.
—Después de contar todo lo que ha sucedido, por lo menos parte, a uno le viene a la mente la imagen de Lucas el día del ascenso sentado en el palco de música. Sonaba Xoel López. Y usted sonreía y miraba al cielo. ¿Qué pasaba por su cabeza?
—Es un momento en el escenario en el que me dio para reflexionar un poco. Miraba el horizonte, a la gente disfrutando. Por todo lo vivido ese año, aquel 12 de mayo es uno de los días que más marcados van a quedar para el resto de mi vida.
—¿Cómo se levanta uno cada día con los problemas que usted tenía y va a trabajar como si nada?
—Usted lo ha dicho. Iba a trabajar. Ahora estamos hablando de Lucas, porque soy futbolista y había que aclarar algunas cosas. Pero hay gente en la vida que también sufre, pero mucho. Y se levanta todos los días y va a trabajar. Y yo lo hacía con toda la ilusión del mundo. Son momentos duros. Pero todos en la vida tenemos instantes mejores y peores. Le voy a decir la verdad. Me levantaba y pensaba en mis abuelos, en que a ellos no les gustaría que me rindiera. Y eso me ayudó a ser más fuerte y luchar.
—A pesar de todo, ¿ha sido la mejor de sus tres etapas en el Dépor?
—Sin duda alguna. Mire, yo ahora le estoy contando esto y habrá gente que diga: «Pobriño». Pero yo no tengo derecho a quejarme de nada. La vida es muy bonita. Y lo que he vivido estos dos años aquí, sobre todo ese 12 de mayo...