
Todas las estadísticas hablaban de un Córdoba renovado en el mercado de invierno y con resultados positivos que nos hablaban de un equipo valiente y en racha. Solo así se explican las cinco victorias consecutivas fuera de casa. Es cierto que muchos de estos partidos fueron contra los últimos clasificados, pero también ganó en Oviedo y todos se referían a un rival con presión adelantada, como estaba previsto, y trabajado. Y, aún así, le costó 40 minutos del primer tiempo al Dépor hacerle un remate a puerta. Desde el pitido inicial se vio a un Córdoba que se plantaba en campo contrario con hasta 8 o 9 jugadores en campo contrario asediando la salida del balón local. El Deportivo había trabajado la respuesta. Es habitual que José Ángel se incruste de salida entre los centrales, pero en el partido no lo vimos en esa tesitura, porque hubiera facilitado la presión visitante. Su par le hubiera acompañado hasta el punto de penalti, si fuese preciso, y hubiera generado más confusión y dificultades. Solo lo hizo en situaciones muy puntuales y para evitar males mayores.
Le costó a un Dépor que jugó mucho en largo, pero también se sabía que donde sufre el Córdoba es precisamente a las espaldas. Así, en un contragolpe hubo un buen pase de Yeremay al espacio detrás de los centrales, pero a Mella se le quedó atrás. Se hubiera plantado ante el portero. El partido era para hacerse fuerte y esperar el momento. En 40 minutos fue mejor el Córdoba, justo cuando llegaron los primeros disparos deportivistas, uno desviado de Ximo y, poco después, otro de Soriano. Pero el 0-0 llegó al descanso con mucho desgaste para el Córdoba.
En la segunda parte, el Dépor salió más adelantado y con más intención, buscando la presión adelantada y más hostigamiento. Se estaba viendo otro Deportivo, pero llegó la jugada del 0-1. Álex Sala, con muchísimo recorrido defensivo, muchos metros en elaboración y pisando el área constantemente, puso el colofón a su buen partido con un golazo. No se amilanaron los blanquiazules, que recibieron así un cachete que les sirvió para espabilar. Vimos entonces al mejor Deportivo, con oleadas en ataque, y ahí apareció Yeremay, al que le bastaron esos minutos para acabar siendo el más determinante del equipo. Son de destacar sus penetraciones y amagos, y protagonizó el centro del gol, en el que Zakaria estaba ahí. Después tuvo otras dos situaciones más de disparo: una que el portero sacó y otra que un defensa salvó en la línea. Aun con todo esto, otro jugador providencial del Dépor fue Helton, que hizo un par de paradas brillantes, porque el Córdoba nunca rehuyó. Entró Theo Zidane, que mostró calidad con pases filtrados, y su equipo gozó de ocasiones. Pero ahí estaba el portero. Me quedo con la segunda parte del Deportivo, en que fue mejor, pero también el trabajo de la primera. Y habrá que ver el próximo partido del Córdoba, porque está en racha. El Dépor tiene 40 puntos, le faltan diez para llegar a los 50 y quedan doce partidos. En cuanto llegue a los 50, si quedan tres, cinco o siete jornadas, ya habrá tiempo de hacer cuentas. El objetivo sigue siendo la permanencia y este punto es bueno justamente para eso.