
Una semana con dudas continuas en el once del Deportivo terminaba con la visita de un rival también mermado, en descenso y con el objetivo de sumar en Riazor. El partido, a priori, se presentaba con un Dépor que cimienta su ataque a través del ataque combinativo y un Cartagena más directo, transiciones y balón parado. Sin embargo, el once de Óscar Gilsanz presentaba varias novedades: 1-4-3-3 asimétrico con la vuelta de Diego Villares y Pablo Martínez, Ximo ocupando el carril izquierdo junto a Yeremay y la entrada de Diego Gómez y Petxa en el perfil derecho. Digo sin embargo, porque se echa de menos una propuesta más «ofensiva» en el centro de juego, quizá la entrada de Hugo Rama aportaría más dinamismo. Pero todo en el deporte rey cambia en un abrir y cerrar de ojos, un instante tardaron los herculinos en quedarse con uno menos tras la expulsión de Ximo Navarro. Se vislumbraba cambio de plan: bloque deportivista más hundido buscando transitar y ataque combinativo de la Efesé, con más espacio a su espalda. No obstante, durante gran parte de la inferioridad el cuadro visitante pecó de conservador y los de Óscar Gilsanz, esta vez, de atrevimiento. Tanto, que el equipo dirigido por Guillermo Fernández Romo se puso por delante después de avisar varias veces al equipo blanquiazul. En este punto, he de decir que me sorprendió no ver en el técnico betanceiro una propuesta más sólida y líneas más hundidas para transitar, como así ha formulado otras ocasiones en igualdad numérica. Tras este nuevo giro dramático, se necesitaba un revulsivo y quién mejor que David Mella para hacer acto de presencia: desbordando y consiguiendo la atención de hasta tres defensores en cada acción, pero no fue suficiente para dejar los 3 puntos en Riazor. En el deporte de élite jugar 84 minutos con inferioridad numérica raramente se salda positivamente sin sufrimiento defensivo en bloque bajo, y, si el rival propone un partido abierto, debes cerrarlo en beneficio propio. Entiendo que para el aficionado es algo difícil de digerir, sumando los 10 grados de temperatura y lluvia constante, pero debemos asumir desde la grada que muchas veces es indispensable.