La hora feliz de Diego Gómez

TORRE DE MARATHÓN

Diego Gómez pugna por la pelota con Cote
Diego Gómez pugna por la pelota con Cote Aurelio Flórez | LOF

El de Amoeiro exhibió desparpajo frente al veteranísimo Cote en El Molinón y sirvió una asistencia fenomenal a Barbero justo antes de salir del campo

10 may 2025 . Actualizado a las 21:43 h.

«Cústalle arrancar». Si lo dice una madre... A María José no se le escapa que tiene en casa un futbolista de impacto lento, más indicado para lo colectivo que para lo individual. Desmiente el juego de Diego Gómez la condición de extremo puro en la que siempre lo ha visto Óscar Gilsanz. Lo esquinó en el Fabril y lo ha mantenido escorado desde el reencuentro por Navidad. Unas fiestas que han acabado marcando la todavía incipiente carrera del chaval. El parón invernal del 2021 le brindó la oportunidad de entrenarse por primera vez con el Dépor: se metía en cama a las ocho de la tarde, vencido por la emoción, y al día siguiente viajaba entre Amoeiro y Abegondo acompañado por María José, que invirtió aquellas vacaciones en llevar a su hijo a entrenar.

Año y medio después lo vio debutar con gol mucho más cerca del pueblo, en Espiñedo, durante un amistoso seguido también desde la grada por la abuela Francisca y que enfrentó a los coruñeses con el club en que Diego aún habría de completar su formación. El pasado verano, optó por salir prestado para recuperar el ritmo perdido a causa de una lesión. El rendimiento con el Arenteiro y la salida de Lucas Pérez abrieron una puerta y le brindaron un dorsal. «Con la llamada de diciembre para que volviera todo fue rapidísimo, ni lo pensó», explicó Fernando Soriano al presentar la renovación hasta el 2030 de otra de las joyas del patrimonio blanquiazul.

«Sé que va a ser difícil», asumió el futbolista, preguntado por las opciones de abrirse hueco en una plaza asignada a David Mella. Pero se puso el mono y siguió picando piedra. Titular a finales de marzo frente al Cartagena, sin pena ni gloria; como a finales de abril, en la visita al Racing de Santander. Y de nuevo, elegido para salir de inicio en El Molinón. Enfrente, Cote Roces, a sus 35, quince años mayor.

Sufrió el veterano, que rascó las canillas del muchacho y trató de amedrentarlo, recriminándole haber exagerado en una de las refriegas. No se arredró el nuevo dueño del 7, que enseguida robó el cuero al asturiano y buscó a Zakaria en el interior del área enemiga. La dejada del neerlandés la desperdició Yeremay. Minuto 25 de su encuentro número 15 en el Deportivo. Diego Gómez había entrado en calor.

Alcanzada la hora de partido, asistió por recomendación. «Hablé con él antes de salir: le dije que intentara el centro porque tiene muy buena pierna, muy buen golpeo». El canterano, obediente, redondeó el desmarque de Barbero con un envío en diagonal. «Ha levantado la cabeza y la ha puesto donde ha querido». El punta solo tuvo que estirar la pierna para llegar a la red. Cumplido el encargo, Diego se fue al banquillo. Guarda fuerzas para más.