
El nuevo jugador portugués del Liceo, que en su día militó en el Compañía de María, regresa a A Coruña con treinta años tras haber explotado en el Lleida
30 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.La historia de Nuno Paiva (Póvoa de Varzim, 1994) no es la del típico jugador de hockey que alcanza la máxima categoría a una edad relativamente joven y va curtiéndose un futuro en la élite. Al contrario, la suya es un relato de superación. El de un chico al que se le resiste el primer equipo del Oporto, en donde comenzó, y tiene que hacer las maletas en busca de fortuna. Lo hace en la segunda categoría portuguesa y también en la española, vistiendo la camiseta del Compañía de María ya con los 25 cumplidos. Seis años después regresa a A Coruña superados los treinta como un jugador referente en el Lleida. Cumple así un sueño que tenía cuando estaba en la capital herculina disputando la OK Plata. Por eso, no lo dudó cuando el Liceo llamó a su puerta. «Lo tenía muy avanzado con un equipo portugués, pero les pedí una semana porque se jugaba la Copa del Rey. Entonces, me contactaron de aquí [se refiere a su nuevo club] y ya no lo dudé, para mí era un sueño vestir esta camiseta», reflexiona.
—Ya conoce la ciudad, así que la adaptación no debería ser un problema.
—Para nada. Me encanta A Coruña. Aquí pasé un año muy bueno en el Compañía de María, una época en la que miraba de reojo y con cierta cosilla al Liceo. Recuerdo que iba a todos los partidos que podía al Palacio y me ilusionaba con que me llamaran.
—Tuvo una explosión tardía, ¿a qué cree que pudo deberse?
—Las cosas pasan cuando tienen que pasar. Llego al Liceo con treinta años, en mi momento de mayor madurez. No hay que mirar lo que pudo haber sido... Creo que el paso por el compañía de María fue importante para abrirme puertas en la primera división italiana. De ahí al Lleida... Y hasta aquí.
—¿Puede decirse que la pasada temporada fue la de su consagración?
—Todos los años intento ser un poco mejor que el anterior. Fue un año bonito. Llegamos a una final histórica en la Copa del Rey y ahí se vio un poco más de lo que soy capaz. Así que contento.
—Llega a un Liceo necesitado de gol, que en este ejercicio ha apostado, precisamente por eso con Toni Pérez, el regreso de Tombita y usted, que también suma los suyos.
—Sí, somos jugadores con características ofensivas. Aunque, mientras ganes, da igual que lo hagas por 1-0 que por siete de diferencia, es posible que algo de gol le faltara al equipo. Mi incorporación puede venir por ahí. Soy atacante. También defiendo, pero destaco precisamente por mi faceta ofensiva.
—¿Cómo lo convencieron para replantearse su futuro, que estaba con medio pie en Portugal y venir?
—Fue sencillo, porque ya cuando vine al Compañía de María, tenía la mirada de reojo puesta en el Liceo. Así que fue muy fácil convencerme. Vengo a un equipo que tiene un proyecto muy bonito y, a ver si entre todos, conseguimos ganar algún título. Venimos con esa ilusión.