Zakaria ya actúa con telonero

TORRE DE MARATHÓN

LOF

El gran partido de Samuele Mulattieri resultó un anticipo a la exhibición del neerlandés, acreditando la fenomenal pegada del nuevo Dépor

13 sep 2025 . Actualizado a las 20:15 h.

Probablemente fuera porque tocaba en campo grande, adscrito a Primera, por mucho que la propiedad intentara disimularlo con un absurdo tijeretazo en el aforo para desgracia de la viajera hinchada blanquiazul. El caso es que el Dépor salió a Mendizorroza con telonero. No un telonero cualquiera; la cosa fue más bien como en aquella gira histórica de principios de los noventa, cuando a los Red Hot Chili Peppers les calentaba el escenario Pearl Jam. Un desafío directo a Antonio Hidalgo, que dentro de una semana se verá obligado a elegir entre papá y mamá. Porque a su propuesta no le cabe un atacante más.

Afrontó al bullicioso Mirandés con casi todos los trescuartistas que se apiñan en su plantel. Solo Stoichkov aguardó turno en el banquillo, por aquello del orden de llegada. Cuatro extremos o mediapuntas distribuidos por el centro del campo, el carril o el fértil espacio a la espalda del ariete, donde iban irrumpiendo por turno, dificultando la marca al rival. Y coronando el arriesgado modelo, en el que Diego Villares comandaba a los escasos zagueros en la presión hacia delante, formó Samuele Mulattieri, un italiano al que querer.

Se cuela en los partidos de perfil, armado con esa nariz portentosa en el remate. Camina distraído, con cara de desconcierto, invitando a pensar en un hombre de área, cuando su radio de acción va mucho más allá. «Es un chico introvertido al que tendremos que ayudar poco a poco en la adaptación», había apuntado su entrenador al poco de recibirlo, cuando ya llevaba un gol. Es probable que el muchacho de La Spezia aún no hable una palabra de gallego ni castellano, pero se entiende fenomenal. Los números le acusan de una actuación discreta; sin embargo, abandonó el campo avalado por la multitud de balones retenidos en favor del despliegue, la serie de interesantes combinaciones en las que tomó parte, el chut al palo y la incesante presión sobre el oponente, hasta el punto de originar el 0-2 con un robo en la frontal.

No marcó, pero allanó el terreno para que lo hiciera su sucesor. Cuando Zakaria Eddahchouri saltó al césped, encontró un público enardecido por el espectáculo, los espacios de un adversario volcado, y el listón a la altura de los dos tantos de Luismi Cruz. En solo quince minutos, lo elevó hasta los tres. Se permitió incluso desperdiciar su primera oportunidad con un mano a mano mal consumado para resarcirse de un soberbio zapatazo apenas unos segundos después.

En un par de contras, redondeó su tercer triplete como delantero profesional. Tras el irregular desenlace de la pasada campaña, el neerlandés acredita la frecuencia anotadora con la que asombró en su país. El nivel del telonero exigía una reacción.