Con Carles Manso en el banquillo, el club del Principado salió de descenso la pasada jornada tras diez partidos sin ganar
19 dic 2025 . Actualizado a las 19:32 h.El 29 diciembre del 2018 los socios del Andorra aprobaron en una asamblea general extraordinaria la compra del club por parte de una sociedad propiedad de Gerard Piqué. El Andorra marchaba entonces octavo en el grupo 2 de la Primera Catalana. Siete años y siete entrenadores después, el ansiado deseo expresado por el exfutbolista de llevar al club en una década a Primera División sigue siendo eso, un deseo. El Andorra despegó muy rápido, pero su proyecto ha ido dando tumbos durante estos años. La primera gran apuesta de Piqué para el banquillo fue su amigo Gabri, también exjugador del Barça, al que cesó en febrero del 2020.
El único que llegó a consolidarse como técnico, y que alcanzó el objetivo de llevar en la temporada 2021-22 al Andorra al fútbol profesional, fue Eder Sarabia, hoy al frente del Elche. Fue destituido con el equipo, que ya no sería capaz de evitar el descenso, colista de Segunda División. El ansiado retorno le llegó el pasado verano con Beto Company en el banquillo, pero Piqué no lo renovó porque había alcanzado ya un acuerdo por dos temporadas con Ibai Gómez. Duró 15 jornadas. Pese a un inicio alentador, en el que sumó siete puntos de los primeros nueve, una racha de ocho jornadas consecutivas sin ganar le acabó costando el puesto a finales de noviembre. Piqué, como ya había hecho al final de la temporada pasada, redobló su presencia en el día a día del club.
Se incrustó en el cuerpo técnico
Tras el despido de Ibai Gómez, el máximo accionista se presentó en varios entrenamientos. El Diari de Andorra captó como el Piqué dirigía ejercicios específicos en el Estadi Comunal, junto a la grupeta de técnicos a los que encomendó el banquillo: Franco Gros, Daniel Ortiz, Julián Pedernera y Carles Manso, que es el que oficialmente concurre ahora como entrenador. No era la primera vez que Piqué se inmiscuye en las tareas técnicas de su club, ni tampoco la primera que apuesta por una comuna de técnicos a los que ofrece la misma voz y voto. Tras cesar a Eder Sarabia, apostó por el triunvirato formado por Toni Astorgano, Aitor Yeto y José Bermúdez para dirigir al equipo en el partido ante el Mirandés. El propio Gerard Piqué estuvo apoyándoles en el banquillo dando indicaciones. Luego acabaría fichando a Ferran Costa.
El fin de una racha aciaga
El pasado fin de semana, en su visita al Valladolid, el Andorra se reencontró con un triunfo en liga (0-1) que se le resistía desde el 27 de septiembre en El Sardinero ante el Racing de Santander (1-2). Diez jornadas consecutivas. «Venimos de ganar y eso hacía semanas que no nos pasaba. En este sentido es el mejor momento desde nuestra llegada», dijo Manso. Con esos tres puntos el equipo de Piqué salió de los puestos de descenso.
«El Dépor es un equipo muy bien trabajado y serio, con un gran entrenador. No necesitan hacer grandes cosas para hacerte daño. Tiene jugadores que son determinantes en la categoría y con mucho poder y mucha calidad. Le gusta jugar con balón y jugar en campo contrario aunque no les importa si no lo hacen. Están hechos para estar ahí arriba», desgranó ayer el técnico del Andorra.
Tres gallegos con pasado celeste en la plantilla y una variante táctica que podría repetir
En el Andorra juegan tres futbolistas gallegos, que tienen pasado en la cantera del Celta: el central vigués Gael Alonso, poderoso en el juego aéreo y afianzado como indiscutible en el eje de la zaga; el lateral compostelano Diego Alende, con una participación más residual y apenas 358 minutos disputados, y el delantero de Portonovo Lautaro de León, providencial la temporada del ascenso y que en esta suma tres goles en 18 partidos. Mientras, en el Dépor, hay un ex del Andorra, Miguel Loureiro.
El club del Principado tiene las bajas del extremo Martín Merquelanz y del lateral zurdo Imanol García, ambos por problemas musculares. Además tiene al portero Jesús Owono en la Copa de África con Guinea Ecuatorial.
Como novedad táctica, el mediocentro Sergio Molina jugó de defensa central en Zorrilla. Esa fórmula se podría repetir hoy. «Es una opción porque nos da una buena salida de balón. Es una extensión del cuerpo técnico, como un entrenador que ordena a todos sus jugadores desde el terreno de juego. Nos salió muy bien en Valladolid», dijo Manso.