Manuel Pablo, entrenador del Deportivo juvenil: «No hay que mirar tanto hacia fuera y sí valorar lo que hay en casa»

Iván Antelo A CORUÑA

CANTERA

EDUARDO PEREZ

«Lo importante es que la gente vea a los chicos y se sienta orgullosa», dice

02 jun 2024 . Actualizado a las 22:04 h.

Manuel Pablo García (Bañaderos, 1976) es un hombre feliz, forjando al Deportivo del futuro. Acaba de finalizar su tercera campaña al frente del Juvenil A, al que ha situado todos estos años entre los mejores del fútbol español, y reclama que se siga apostando por el talento interno que ya hay en Abegondo.

—¿Cuál es su balance?

—Nos costó un poco en el arranque de la Liga, sobre todo a nivel defensivo. Encajamos nueve goles en las cuatro primeras jornadas. A partir de ahí, fue ir ajustando cosas. Se nos escaparon los partidos contra los equipos más potentes por falta de acierto o por errores, pero nos mantuvimos siempre ahí. Al final, parecía que estaba todo muy difícil, pero seguimos creyendo y peleamos hasta el final. Eso nos dio ese pase para la Copa de Campeones, en donde nos encontramos con un rival muy duro.

—Hicieron un buen año, a pesar de sufrir lesiones de jugadores muy importantes como Hugo Villaverde, ausente casi toda la liga.

—Es la primera temporada en la que hemos sufrido lesiones de tanto tiempo. Salvo Pablo Parada, que tuvo un problema muscular en pretemporada; luego han sido situaciones de rodilla, tobillo, hombro... Parada pudo competir poco, Carlos también estuvo varios meses de baja, Manu Ferreiro venía sin jugar desde febrero... Igual que Delgado... Pablo García se perdió mes y medio... Al final tampoco pudimos contar con Dani Estévez... Hubo varios jugadores que se perdieron dos o tres meses, pero hemos sabido competir con los del B, que también venían con buena inercia.

—Otros lo aprovecharon para hacerse un sitio, como Hugo Torres, que comenzó con ficha del B y acabó teniéndola del A.

—Sí. Hubo jugadores que dieron un paso adelante como Hugo, pero también Samu, que pudo jugar muchos partidos porque Amín se nos lesionó y Martiño, que venía de una lesión del año pasado, estuvo mucho tiempo para coger su punto. Eso nos permitió abrir la puerta a chicos del B, también como Lucas y Héctor Areosa, que han participado y que han sido jugadores importantes. Vinieron con aire fresco.

—Jugó la Copa de Campeones con un cadete como Pablo García y dos juveniles de primer año como Samu y Lucas.

—Sí, pero también motivado por los estados de forma. Para mí, hubo un punto de inflexión el día de Bansander (el 17 de marzo), que perdimos. Ese día salieron jugadores que no estaban físicamente como yo pensaba. Ahí empezamos a buscar alineaciones más continuadas, con futbolistas que pudieran estar mejor. Aprovechamos a la gente del Juvenil B.

—¿Qué pasó con Manu Berrocal, que siendo internacional sub-19 se ha pasado un año casi en blanco sin jugar en el Fabril ni el Juvenil A?

—Bueno, son decisiones personales y de dirección de cantera. Al principio de Liga se habló claro con él y era una decisión que tenía que asumir, Nosotros sabíamos que teníamos dos laterales potencialmente fuertes detrás y esto es un poco la competencia entre todos. Esto es el día a día, la exigencia de todos. Es la constancia lo que te pone más adelante o más atrás.

—Llevan varios años compitiendo a un gran nivel, a la altura de los mejores de España.

—Lo que hemos conseguido es tener una continuidad en los resultados, desde que el Juvenil A quedó campeón [2021]. Al año siguiente volvimos a jugar la Copa de Campeones con cuatro jugadores que ahora están en el primer equipo: el curso pasado hicimos la final a cuatro de la Copa del Rey... Lo importante es que haya continuidad y que esto no sea una cosa puntual. En estos tres años, el Mallorca [en cuartos de Copa esta temporada], quizás fue el único que nos pudo superar en un tramo más amplio de partido, pero luego hemos competido muy bien contra todos. Incluso en algunas derrotas hemos sido superiores, pero esto es cuestión de acertar y no siempre hemos podido hacerlo.

—Dinamo de Kiev, Almería, Mallorca, ahora Sevilla... Se acumulan los partidos con desenlaces crueles. Les falta suerte.

—Igual tienen que cambiar de entrenador [se ríe]. Siempre nos quedamos con la miel en los labios. Pero bueno, para mí, lo importante es que la gente vea a los chicos y se sienta orgullosa de cómo trabajan y de cómo compiten. Solo el acierto separa el éxito del fracaso. Estamos en formación y lo relevante es que sigan dando pasos en el Fabril.

—Toca el relevo. Habrá jugadores que ahora suban al Fabril.

—Lo importante es darles continuidad sin mirar la categoría en la que vayan a jugar. Aunque pasen de juveniles a Segunda Federación, si los tienes ahí en el Fabril, van a sumar porque vienen con una gran mentalidad de trabajo y de esfuerzo. No hay que mirar tanto hacia fuera y sí a lo de casa, salvo algunos casos puntuales en los que sí tengas que reforzarte. La continuidad en el rendimiento debemos valorarlo nosotros mismos.

—¿Y el futuro de Manuel Pablo?

—Pues espero que esté en el Dépor [se ríe]. Eso es lo primero. Estoy muy contento. Por la compañía tan agradable de mi equipo de trabajo y luego por poder contar con un gran nivel de futbolistas que trabaja. Intentamos que sepan que esto es una cuestión de constancia. Está siendo una experiencia muy bonita por ver que el trabajo da sus frutos.

—¿En el Juvenil A? ¿O el cuerpo le pide más?

—El cuerpo siempre pide más [se ríe]. Pero estoy muy contento con la situación en la que estoy. Lo que tenga que llegar, llegará, pero mientras tengo que seguir con alegría, disfrutando de lo que estoy haciendo.

«No recuerdo un día con tanta gente recibiendo al equipo»

Manuel Pablo celebra el regreso del primer equipo a Segundo.

—¿Cómo vivió el ascenso?

—Era el momento. Ya habíamos fallado una vez contra el Albacete y dos no iba a ser. A mí me recordaba al día que ganamos la Liga. Luego, costó, pero yo fui a Riazor con ese pensamiento de que era el día. Fue un alivio para todos. La afición ha estado en el equipo en los malos momentos e incluso lo ha arropado más que en las buenos.

—Vivió la época más gloriosa. ¿Recuerda un recibimiento así?

—Yo creo que, con tanta gente, no. Cuando ganamos la Liga había mucha también, aquel día fue espectacular, pero yo creo que no era tanta. Recuerdo ver llena la parte que está delante del Palacio de los Deportes, pero es que este último día estaba mucho más que esa zona, llegaba a buena parte del paseo marítimo.

—¿Qué siente el jugador en esos momentos?

—Alegría por saber que dispones de una energía extra, ahí, que te va a ayudar y a arropar.

—Los chicos que entrena deben estar muy ilusionados viendo arriba a otros canteranos.

—Sí están muy contentos por verlos ahí y por ver que ha cambiado la apuesta del club. Han compartido con ellos residencia, vestuario... Y algunos hasta son amigos.

—¿Le sorprende el rendimiento que está dando Rubén López?

—No, para nada. Y aún hay alguno más que puede hacerlo también muy bien. A Rubén ya lo tuve yo dos años y era eso: un jugador con una gran intensidad y un hambre que marca diferencias. Él va y no mira a los demás. Sin haber jugado mucho en la primera vuelta, ha ido superando sus propios obstáculos y al final ha dado rendimiento al primer equipo.

—Lástima de los problemas físicos de Diego Gómez y Martín Ochoa cuando ya asomaban.

—Sí, son jugadores también con hambre y que saben resistir a la sombra. La competencia es alta, pero lo importante es continuar sin venirse abajo. Es lo que hizo Rubén y también Dani Barcia. Y en ellos deben mirarse todos los canteranos.