La remontada que bautizó al Superdépor

M. P. R. LA VOZ / REDACCIÓN

HEMEROTECA

Un 3 de octubre, el equipo blanquiazul reclamó su sitio entre los grandes con una gran victoria sobre el Real Madrid

28 mar 2019 . Actualizado a las 20:13 h.

La Voz de Galicia bautizó el Deportivo-Real Madrid del 3 de octubre de 1992 como «El examen real del líder». El equipo de Arsenio era primero en la clasificación de la máxima categoría del fútbol español, un hecho insólito en la historia del club coruñés. Era la quinta jornada del campeonato y el Dépor había dejado en la cuneta ya a Celta, Sevilla, Osasuna y Real Sociedad, mientras la afición iba descubriendo las bondades de esos dos brasileños hasta el momento semidesconocidos.

El Real Madrid de Benito Floro era la prueba del algodón para un Dépor del que muchos esperaban una pronta caída de las alturas. Pero aquel 3 de octubre se convirtió oficialmente en el día del bautismo de lo que se dio en conocer como SuperDépor. Los blanquiazules completaron una remontada (3-2) para el recuerdo, que llenó de autoestima al equipo y, sobre todo, a la afición. La derrota del Real Madrid inauguró un ciclo dorado de sometimiento de los blancos, hasta entonces equipo casi predilecto cada vez que pisaba la ciudad. 

«Es demasiado ambiente alrededor. No cabe duda que no pude hacer bien lo que hubiese querido, porque están muy pendientes de todo». Arsenio lamentaba en la previa el tremendo escrutinio de la prensa llegada de toda España para explorar el extraño fenómeno futbolístico que retaba al Real Madrid el sábado a las 20 horas, con Riazor lleno hasta los topes. En frente, el equipo de Benito Floro, con Zamorano recién fichado, con un imberbe Luis Enrique en lugar del lesionado Butragueño, con Prosinecki intentando agradar en su nuevo club.

El Madrid de Floro llegaba noveno a A Coruña, donde la temporada pasada había goleado sin mayores problemas. Pero ahora estaba a cinco puntos del Dépor y las urgencias comenzaban a apretar al extécnico del Albacete. Y entre las urgencias blancas y un exceso de respeto local, el Madrid se plantó con un 0-2 en un santiamén. Prosinecki robó a Fran en el centro del campo. «Fernando Hierro subió como un panzer, en esa ocasión lleno de habilidad, para alojar el balón en la red de Liaño», rememora la crónica de entonces. 

«Cuando el partido estaba al rojo vivo, Iván Zamorano volvió a ser el terrible.  Aprovechando un tremendo despiste de marca de la zaga blanquiazul, Iván logró el segundo tanto para el Madrid», prosigue el relato de aquel partido. Era el minuto 25 y Riazor despertaba de su sueño de cuatro jornadas para regresar a realidades más habituales contra el Madrid. Sin embargo, Arsenio no se rindió. No esperó al descanso y a la media hora retiró a Mariano para dar entrada a Aldana, el Dépor formó con el once que los niños de entonces recitaban de memoria y el partido tuvo un giro de consecuencias históricas para el club coruñés.

Aldana porfió y generó el 1-2 antes del intervalo para que Bebeto definiese ante Jaro. Y tras el descanso, el brasileño olió la indecisión en la cesión al portero blanco para anticiparse con esa carrera que parecía levitar sobre el césped, y empatar el choque. El delirio en Riazor era tremendo porque el Dépor había anulado la ventaja del Madrid y confirmaba las sensaciones del arranque de Liga ante un rival con galones. En el minuto 80, con Floro optando por Alfonso para volcarse al ataque, Fran descerrajaba el sistema del Madrid por el centro y abría a la derecha para Bebeto, que ponía un centro perfecto para que Aldana pudiese rematar. Solo que Rocha lo hacía antes y en propia portería.

El gol era anulado al principio por fuera de juego pero luego el colegiado Marín López concedía validez al lance. El propio árbitro lo explicaba después, en una época en la que se podían rellenar cuatro columnas de un periódico con declaraciones ofrecidas por el protagonista: «Estoy perfectamente colocado, veo que hay un centro desde la derecha y que Rocha golpea el balón hacia su puerta. Voy al juez de línea porque observo que está con el banderín levantado y, tras retirar primero a los jugadores del Coruña y luego a los del Madrid, le hago la consulta. Él parece que no tiene muy claro en principio lo que había sucedido y entonces determino yo que el gol es legal. No sé luego lo que se verá en televisión y me demostrará lo contrario, pero ahora mismo afirmo y reafirmo que el gol es legal, por eso lo concedo, luego que ocurra en televisión no me sirve para nada», decía entonces el riojano. 

El 3-2 al Madrid desató una fiesta en A Coruña, baño incluido en Cuatro Caminos. El Dépor era oficialmente una cosa seria en Primera división, y Bebeto el futbolista del momento en la Liga española. «El gol que logró antes del descanso fue vital para el Deportivo, porque nos dio unos ánimos tremendos para enfilar el segundo tiempo», dijo Arsenio a la prensa tras el partido, pero el Zorro quería mantener los pies en el suelo: «Me pone enfermo el ’¡olé, olé, olé!‘ que a veces se escucha cuando mis hombres intentan pasarse en zona próxima a la defensa».

El Dépor perdería la siguiente jornada en aquella visita a Tenerife de ingrato recuerdo, cuando los argentinos del equipo canario desquiciaron a Mauro Silva y compañía. El equipo coruñés sería líder un total de 14 jornadas aquella temporada antes de terminar tercero en la Liga. Todo arrancó con esa remontada al Madrid un 3 de octubre, el nacimiento oficioso del SuperDépor.

Ficha técnica

Deportivo: Liaño; López Recarte, Djukic, Ribera; Mariano (Aldana, m. 30), Albístegui, Nando; Mauro Silva, Fran; Claudio (Mújica, m. 85) y Bebeto.

Real Madrid: Jaro; Sanchís (Alfonso, m. 66), Rocha, Nando, Lasa; Míchel, Hierro, Prosinecki, Villarroya; Luis Enrique y Zamorano.

Árbitro: Miguel Ángel Marín López, del colegio riojano, auxiliado en las bandas por José Manuel Berger García y Eloy Hervías Rubio. Enseñó tarjetas amarillas a Prosinecki (m. 36); Albístegui (m. 48); a Claudio (m. 50); a Sanchís (m. 54); a Lasa (m. 59); a López Recarte (68); a Mauro Silva (m. 82); al deportivista Nando (m. 83) y de nuevo a López Recarte (m. 88), que se fue al vestuario expulsado.