El Dépor perdía 2-0 en Eindhoven en la última jornada de la fase de grupos de la Champions League del 2003 y estaba eliminado. Una falta, una zurda y Albert Luque permitieron una clasificación que sería histórica

Fabián Bouzas

«Es uno de los zapatazos más importantes en la historia del Dépor», así contaba La Voz el gol que clasificaba al Deportivo para los cuartos de final de la Champions League después de un partido agónico en Eindhoven hace 14 años. Esa misma temporada llegaría, meses después, la brillante eliminatoria de octavos ante la Juventus, la memorable goleada al Milan en Riazor y la histórica semifinal ante el Oporto. Pero todo eso estuvo muy cerca de no producirse por una aciaga y gélida noche en Eindhoven.

Era diciembre de 2003, el Deportivo estaba firmando una magnífica temporada tras cuatro meses de competición. Tercero en La Liga con 30 puntos, a tres del líder, el Real Madrid y a uno del Valencia, que ocupaba la segunda posición. En la Champions League, el conjunto herculino se plantaba en la última jornada de la fase de grupos con 10 puntos. Emparejado con el Mónaco, el AEK y el PSV, los de Jabo Irureta habían vencido en el fortín de Riazor los tres partidos y empatado en Atenas, con una única derrota, esa inexplicable mancha en el Principado de Mónaco en forma de sonrojante goleada 8-3.

XOSE CASTRO

Sin embargo, esos 10 puntos no permitían al Dépor llegar con las cuentas zanjadas a la última jornada. Nada más lejos de la realidad. Los herculinos visitaban Eindhoven para medirse al PSV en una auténtica final, en la que el Dépor partía con ventaja. Los herculinos llegaban con 10 puntos por los 7 del PSV, por lo que los holandeses necesitaban ganar por 2-0 o por más de tres goles en caso de que el Deportivo marcase. En el otro partido del grupo al Mónaco, que al igual que el Dépor también tenía 10 puntos, le bastaba un punto ante el AEK.

Página de La Voz tras el duelo del Deportivo en Eindhoven

Hemeroteca

Como ocurriría meses más tarde, el Dépor contaba para Eindhoven con una sensiblísima baja, la de Mauro Silva por sanción y también la de Romero, mermado por una lesión. Irureta apelaba en la previa al orden y el trabajo colectivo, sabedor de la ventaja que contaban los herculinos y la importancia de que el partido no entrase en un correcalles.

Irureta: «Aspiramos a ser primeros de grupo, este equipo ganó en Mánchester y Múnich y no tenemos por qué intimidarnos ni amedrentarnos ahora»

Aquel era un PSV con grandísimos jugadores en la plantilla. Dirigidos por Guus Hiddink, los de Eindhoven contaban con un plantel de enorme calidad; Wilfred Bouma y Ooijer en la defensa, Park Ji Sung y Vogel en el centro del campo y Kezman o Jan Vennegoor of Hesselink en ataque. Pero por encima de todos, un extremo endiablado que ya marcaba diferencias con 19 años, Arjen Robben.

El desparpajo de un jovencísimo Arjen Robben

Irureta se plantó en el Philips Stadion con su irrenunciable 4-2-3-1. Duscher acompañaba a Sergio en el doble pivote mientras que Scaloni, Valerón y Fran disponían la línea de tres mediapuntas por detrás de Diego Tristán. Se quedaban fuera del once jugadores capitales como Pandiani o Luque, en una apuesta por tener menos verticalidad pero más el control del juego. El plan no funcionó.

XOSE CASTRO

El PSV superó a un Dépor muy plano y con poquísimo fútbol en la primera parte. Los locales con calidad y con muchísima intensidad desde el primer minuto pusieron al Dépor contra las cuerdas. Un error de Héctor en el minuto 14 propició el primer gol del PSV, lo anotó John De Jong con un disparo con la zurda dentro del área, imposible para Molina. El gol sacudió al Dépor, que se percató de la compleja situación en la que se había metido; un gol más y estaba fuera de la Champions.

Durante toda la primera parte el Dépor se mostró apático, impreciso. Sergio y Duscher no tenían el control del centro del campo, Valerón apenas podía respirar ante el pegajoso marcaje de Vogel y John de Jong y Diego Tristán era una isla en ataque. En la banda izquierda Arjen Robben estaba volviendo loco una y otra vez a Héctor y Scaloni.

Con el gol en contra el Dépor se debatía entre arriesgar más y dejar espacios en busca de un gol que obligaba a los holandeses a marcar tres o intentar mantener el control del partido mientras pasaban los minutos. Cualquier atisbo de duda quedó despejada en el primer minuto del segundo tiempo. Bastó un inofensivo saque de banda de Bogelund, la falta de contundencia de la zaga del Dépor y un Robben inspirado que dribló a Scaloni y soltó un disparo raso, colocado para poner el 2-0. A falta de 42 minutos, el Dépor estaba fuera de la Champions.

Reacción desde el banquillo

El gol provocó la reacción de Irureta, que veía como a su equipo se le escapaba la clasificación en la fría noche de Eindhoven. Fue entonces cuando recurrió a Albert Luque, habitual titular esa temporada, que se había quedado fuera del once por decisión técnica, mientras Sergio se iba al banquillo en un movimiento ofensivo. Entró en el minuto 57 y en el primer balón que tocó cambió el rumbo del Dépor. Una falta lejanísima a 35 metros de la portería. Duscher puso el balón en juego, Sergio lo pisaba para dejar el esférico muerto y ahí apareció la zurda de Luque para lanzar un cañonazo que, pese a la presencia de Kezman, encimando, dirigió su trayectoria a la red, salvando la estirada de Waterreus y entrando pegado al palo. La celebración fue sintomática; todos los jugadores alzaron los brazos, la carrera de Luque hacia un banquillo en el que técnicos, titulares y suplentes se unieron para celebrar un gol que se antojaba crucial en la supervivencia herculina en la competición.

El tanto obligaba al PSV a anotar tres goles más pero desde el gol de Luque ni siquiera los holandeses fueron capaces de creérselo. El Dépor recuperó el control del partido y se recuperó a sí mismo, se asentó y el paso de los minutos fue haciendo mella en el conjunto rival. Luque, ya desatado, volvió a aparecer en el tramo final de partido en una jugada personal por banda izquierda, con autopase incluido, que acabó con un centro preciso al área pequeña donde apareció Pandiani, que había sustituido a Diego Tristán para poner el 2-2 y firmar la clasificación a octavos.

Hiddink: «La clave fue la falta que lanzó Luque, hasta ahí teníamos el partido y la clasificación controlada»

El gol final de De Jong en el descuento acabó siendo una anécdota. El Dépor había jugado con fuego en el frío de Eindhoven pero sacó a relucir a tiempo el talento para salir del borde del abismo: «La clave fue la falta que lanzó Luque, hasta ahí teníamos controlado el partido y la clasificación», clamaba Hiddink tras el partido.

XOSE CASTRO

Luque y Pandiani se hicieron indispensables como titulares tras aquella noche en Eindhoven, ambos fueron cruciales en una temporada que acabó con el Dépor a las puertas de la final de la Champions League y en el tercer puesto en la liga. Lo que ocurrió esa temporada ya forma parte de la historia; la Juventus, el Milan, el Oporto. Todo fue posible gracias a «uno de los zapatazos más importantes en la historia del Dépor».

Página de La Voz tras el duelo del Deportivo en Eindhoven

Hemeroteca

Alineaciones: 

PSV: Waterreus; Bogelund, Ooijer, Bouma, Lee Young Pyo; Vogel, John De Jong, Park Ji Sung(46´Rommedahl), Robben; Kezman y Vennegoor of Hesselink

Deportivo: Molina; Héctor, Andrade, Naybet, Capdevila; Duscher, Sergio(57´Luque); Scaloni (85´César), Valerón, Fran; Diego Tristán (62´Pandiani)