La Mirilla
08 oct 2005 . Actualizado a las 07:00 h.Andan los fumadores empedernidos cuestionándose aquello del to be or not to be . Por lo de la ley que se avecina y que les va a cortar los humos de cuajo. Qué mejor que preguntar a la supuesta poseedora de la varita mágica que erradicará el tabaquismo por los siglos de los siglos. Sí, la ministra de Sanidad. Pues dicho y hecho. Aprovechando su presencia el viernes pasado en la cena de Érguete (abro paréntesis: en la que por cierto nunca antes hubo tanto alto cargo público por metro cuadrado. Como que casi no cabían los coches oficiales), el presentador-animador de la velada, el actor Carlos Blanco, recriminó a Elena Salgado su faceta perseguidora de adictos a la nicotina y el alquitrán. Llegada la hora de los discursos la ministra aprovechó el suyo para sacar a colación tan peliaguda cuestión. Contó que durante la cena Lola Villarino, con la que compartía mesa, le había confesado que no sabía qué iba a hacer con su adicción a partir de enero. «Y yo le contesté, pues algo tan fácil como dejar de fumar», dijo. Una cosa está clara, la ministra no conoce a la presidenta del Parlamento. Y otra más, para solución tan enjundiosa no hace falta ser asidua de los consejos de ministros. La que estuvo divina de la muerte fue Pilar Bardem. Tan a gusto debió de encontrase que fue una de las últimas en abandonar el restaurante, no sin antes hincharse a firmar autógrafos. Hasta el maquillaje se le fue esfumando de tanto beso como repartió. Claro que Touriño y Quintana no le anduvieron a la zaga en lo de los besos. Una cosa sí está clara: Carmen Avendaño, que no daba abasto entre tanto vip al que atender, lo va a tener crudo en próximas ediciones para subir el listón. A no ser que entre los premiados estén Kofi Annan (por sufridor), Rodrigo Rato (por repartir dinero a fondo perdido) y George Clooney (por lo que ya saben). Ahí queda la idea. Profeta en su tierra Es el título al que ahora aspira Cristobal Vidal. El diseñador vigués cuenta desde ayer con tienda en la ciudad. A dos pasos de la puerta del Sol e impregnada de la sencillez que le caracteriza, seguro que se convertirá pronto en lugar de peregrinaje para los forofos de sus creaciones. Como suele ser habitual en sus puestas en escena, la última en Gaudí, en la inauguración no faltó el apartado coreográfico. Primero a modo de performance en los escaparates, y luego en forma de baile en el interior. Cristobal Vidal no para de añadir compromisos en su agenda. Si ya vivía a caballo entre Vigo y Barcelona, con este nuevo vínculo, fijo que no hay temor de que nos deje. Al contrario, ya que a partir de febrero se incorporará a la Facultad de Bellas Artes como profesor de Moda.