EL MISMO día que la Xunta del PP aceptó apoyar la construcción del auditorio de Vigo, el Gobierno gallego daba también luz verde al auditorio coruñés. El centro herculino funciona ya desde hace meses, mientras el fantasma de Casa Mar es lo único que deambula por las plantas del abandonado inmueble olívico. Cuando la cadena de hoteles AC presentó su petición de licencia en el Concello para ubicar en el antiguo Universal su primera pica en la ciudad, no se podía imaginar que mientras los munícipes mareaban la perdiz, Antonio Catalán proyectaría, construiría e inauguraría 22 de sus establecimientos por toda España. Y mientras se vende humo con el desembarco de Ikea, en los tres años que la firma sueca busca quien le haga caso en el Concello, ha ultimado y recibido el respaldo político necesario para comenzar ya su centro de A Coruña. Son tres ejemplos de que en Vigo se vende más humo que gestión, con la alcaldesa como primer exponente.