La constante bajada de votos del Bloque ha convertido al socialista Abel Caballero y a la popular Corina Porro en los únicos candidatos con opciones para la alcaldía de Vigo en las próximas municipales. La nominación de Caballero es casi una obviedad ya que ocupa el cargo, controla el partido en la ciudad y quiere seguir ejerciéndolo. Por su parte, algunos tuvieron dudas con Porro tras acceder el presidente Feijoo a su deseo de ser nombrada presidenta del Puerto. Hasta hubo quien pensó que tras ese paso podría existir el compromiso de dejar de lado la alcaldía en los próximos comicios.
Pero, como era previsible, Porro tiene centradas sus aspiraciones políticas en regresar al Concello con mayoría absoluta en 2011. Los tres años y medio que ejerció el cargo entre 2003 y 2007 dispararon su popularidad hasta el punto de que a punto estuvo en las pasadas municipales de dar la sorpresa. El PP paso de 10 a 13 concejales, pero algo más de dos mil votos le colocaron en el ingrato e indeseado puesto de jefa de la oposición. Sensu contrario, Caballero llegó a las elecciones desde la dirección del puerto y por la mínima consiguió el bastón de alcalde que quiere seguir disfrutando al menos otro mandato.
Como suele ser habitual en estos casos, las relaciones personales entre ambos se han resentido de la competencia política. Fueron malas y ásperas desde el momento en que Caballero llegó al puerto, cuando ya se intuía su candidatura municipal, y a lo largo del actual mandato la tensión entre ambos es constante.
Caballero empezó marcando el terreno y en su primera entrevista con la alcaldesa Porro se negó a protagonizar una rueda de prensa conjunta para sorpresa de la dirigente popular. En el momento actual también ha vuelto a desplantar a su rival del PP al aplazar la entrevista que le pidió la presidenta portuaria argumentando que como alcalde antes tiene que reunirse con el presidente Feijoo.
El único acuerdo
Días después de convertirse en alcalde Caballero recibió a Porro y ambos pactaron una generosa solución de medios técnicos y humanos para la oposición. El socialista tuvo en aquel momento un gesto que no ha vuelto a repetirse. Desde entonces no ha habido más encuentros y en los plenos municipales y reuniones públicas la incomunicación entre ambos es absoluta.
En los últimos días de la campaña el PSOE ha rescatado el tema de las facturas de la adecuación del antiguo Rectorado para alcaldía, una decisión personalísima de Porro que su sucesor anuló nada más tomar posesión. Por persona interpuesta, Caballero le ha enviado numerosos recados a la ex alcaldesa, a quien responsabiliza de los gastos que allí se realizaron hace ya tres años.
Desde el lado popular tampoco se escatiman medios. José Manuel Figueroa, portavoz del PP tras la salida de Porro para el puerto, ha marcado de cerca al alcalde y a su número dos, Carlos Font, generando una polémica tras otra por el uso de un piso del puerto y la factura de un proyecto de Rafael Moneo.