La presidenta de la Autoridad Portuaria de Vigo, Corina Porro, presentó ayer ante el consejo de administración de la institución las modificaciones de espacios interiores y de la lámina de agua adyacente que querría programar durante su mandato en el recinto (algo así como el equivalente a un plan general de urbanismo en el exclusivo suelo a pie de ría). Su tramitación administrativa, en el peor de los casos, podría suponer un retraso acumulado de cerca de dos años. Ni más ni menos. A esto se añadirían, los preceptivos concursos públicos de las obras y sus licitaciones, además de las etapas de construcción, que suelen, como es arraigado, acumular numerosos retrasos. Este escenario, que no es naturalmente el preferido por Porro, contrastaría, según sus propias previsiones, con -como mínimo- los 11 meses de tramitación en el mejor escenario posible para su nuevo proyecto portuario «si todo sale bien».
La gran hoja de ruta de Corina Porro para avanzar en el desarrollo con el que quiere dar impronta a su mandato, se inició precisamente ayer con el arranque del estudio de impacto ambiental del conjunto del documento. Las modificaciones introducidas respecto a la previsión del anterior presidente, Jesús Paz, atacan, primero, los espacios relacionados con la longitud del muelle de trasatánticos, para el que ahora se proponen 350 metros en vez de los 550 metros previstos en el plan delineado por Paz; segundo, se incorporaría, como añadidura, el muelle del Comercio como espigón alternativo para cruceros (de modo que, según sus previsiones, cabrían hasta cuatro grandes trasatlánticos en la ciudad); tercero, se incluye el uso de parte de la escollera de O Berbés como futuro muelle de reparaciones de pesqueros; y, finalmente, se añade la ampliación de unas 200-250 plazas de atraque para embarcaciones de recreo en el Real Club Náutico de Vigo en la zona de A Laxe. En la actualidad, esta zona está ocupada por los remolcadores, que, a su vez, se trasladarán al interior del muelle de Trasatánticos, donde ya atracan otros buques de servicio de la propia Autoridad Portuaria, de Aduanas y de la Xunta.
Cien mil metros más
Con todos estos mimbres, la número uno del Puerto explicó ayer que el puerto ganará en torno a unos 100.000 metros cuadrados de nueva superficie en el interior del recinto. ¿De qué manera? Pues con la recuperación de espacios que no tienen un uso directamente vinculado al puerto y, de otro, con la racionalizacion de huecos ganados por medio de este proyecto. Corina Porro cargó ayer de nuevo contra los anteriores documentos portuarios y llegó a calificar el plan Nouvel de «ilegal» y «fantasmada». En síntesis, vino a decir que se preveían más rellenos sobre la ría, con menos operatividad para el recinto portuario («que es lo que nos da de comer», afirmó), y con un coste que la ciudad no se podía permitir.