José Blanco llegó ayer a la ciudad para anunciar una retahíla de inversiones, paseó con la corporación por la calle Torrecedeira y despertó los aplausos de los acólitos
21 dic 2009 . Actualizado a las 12:18 h.Y van dos. Hace unos días fue el vicepresidente tercero del Gobierno y ministro de Política Territorial, Manuel Chaves, quien recalaba en Vigo para inaugurar la humanización de la Porta do Sol, obra estrella del Casco Vello.
Ayer lo hizo el ministro de Fomento, José Blanco (Pepe para los amigos), quien, cual papá Noel, descendió del trineo con una sarta de millones debajo del brazo.
Como si ya lo intuyera, Vigo recibió al político de Lugo con un día soleado, bien diferente al temporal que destrozó el paraguas del sevillano.
Su discurso, poco habitual en estos lares, despertó entusiastas aplausos del público.
Claro que entre los asistentes se encontraban familiares de la senadora Carmela Silva, quienes durante los desplazamientos de una zona a otra viajaron con los medios de comunicación y un grupo de vecinos afines al PSOE en un autobús fletado para la ocasión.
Como no podía ser perfecto, en el paseo por Torrecedeira un vecino expresó a gritos su descontento con la humanización de esta calle y, sobre todo, con la forma en que se llevaron a cabo las obras.
Aunque en principio la visita de José Blanco solo incluía el inicio de las obras de la estación de tren Vigo-Guixar, el alcalde no perdió la oportunidad de incorporar en la agenda la inauguración de la reforma de Torrecedeira, algo que sorprendió a más de uno.
El ministro, que como buen lucense encaró el frío como si tal cosa, llegó al Concello puntual, saludó a la corporación, recibió el cuadro de rigor de manos del alcalde y firmó en el libro de oro. Posteriormente, en la zona portuaria donde se construirá la estación, hizo lo propio con la presidenta de este organismo, Corina Porro, y con otras personalidades que le aguardaban.