Iba a pedir trabajo para la limpieza de jardines y lo contrataron para el mantenimiento de las máquinas de la ORA. Fue cuando montó este servicio en Vigo la empresa FCC de Alicia Koplowitz. Aunque ahora se llama XER y pertenece a otra firma, Antonio Barros Otero (45 años) sigue revisándolas cada día veinte años después. «Ahora funcionan todas con placas solares», afirma. -¿Recuerda su estreno? -Fue ayudando a montar las primeras, lo que me permitió conocer su funcionamiento. -¿Son muy complicadas? -Están más perfeccionadas que las anteriores. Son muy sofisticadas, porque incluso transmiten los datos bancarios a un servidor central. Así se sabe puntualmente la recaudación diaria. Pero también avisan de las averías que se puedan producir. -¿Nadie podrá sisar un euro? -(Risas). Ya se conoce la cantidad de dinero que tiene antes de que vengan a vaciarla. -¿Cuántas hay en la ciudad? -Sobre 150. -¿De qué pie cojean? -Tienen muy pocos achaques. Es importante mantenerlas limpias por dentro, pero también lo hago por fuera. Es lo que le estoy haciendo a esta, además me ponerle el rollo de los tiques. -¿Para cuántos alcanza? -Para 6.000. El mínimo dura media hora y cuesta 25 céntimos. Lo máximo son dos horas y vale 1,30 euros. -¿Revisa muchas al día? -Sobre quince. -¿Cómo funcionan? -Llevan una batería que se carga con energía solar. -¿No se quedarán a dos velas en los días nublados? -(Sonríe). Baja un poco la tensión en el invierno, pero sin problemas. -¿Qué estudios realizó? -Hice FP2, lo que se conoce como Maestría y luego una ingeniería técnica. -¿Alguna anécdota? -Nos confunden con la policía local en algunas ocasiones.