«Un empresario nunca sale de una escuela de negocios»

Soledad Antón / M. J. Fuente VIGO/LA VOZ. |

VIGO

Costas subraya que una de las muchas enseñanzas que hay que sacar de la crisis es que «ha sido una barbaridad apostar por la estrategia de coge el dinero y corre»

09 dic 2010 . Actualizado a las 13:25 h.

Cuando uno nace mirando una puesta de sol sobre las Cíes, se entiende que quiera regresar a ese lugar siempre que se presente la oportunidad. Y cuando no se presenta, se la invente. Es lo que le ocurre a Antón Costas que, sí o sí, hace no menos de cuatro escapadas al año, la de verano bien larga, a la casa familiar de Matamá. En ella nos recibió hace unos días aprovechando un viaje relámpago a Vigo. Y en ella está también uno de sus rincones favoritos -«a este lugar están asociados los olores y los colores de mi infancia»-, la mesa de piedra del jardín, testigo de tantas tertulias vespertinas.

Seguro que en la mayoría de esas conversaciones, por no decir en todas, la economía es tema recurrente. Y es que Antón es una de esas personas que, aunque no quiera, contagia sus pasiones, y la Economía (en este caso con mayúsculas) es una de ellas, tal vez la principal. Tiene una ventaja sobre la mayoría de sus colegas, que se le entiende. No necesita recurrir a palabras de argot ni a esas frases para iniciados que los profanos suelen colocar al mismo nivel de comprensión que el arameo.

Seguro que sus alumnos de la Universidad de Barcelona se lo agradecen, igual que los diversos auditorios ante los que, previa invitación, expone sus teorías.

A juzgar por las citas que figuran en su agenda en la semana siguiente en la que recibe a La Voz, está más que solicitado: el lunes, conferencia en Valencia; el martes, reunión de Endesa (es el presidente de la firma en Cataluña); el miércoles, en Pamplona; el jueves, reunión de la Fundación Medioambiental; el viernes, foro hispano-italiano en Roma, con cena con el presidente de la república incluida; el sábado, más foro.... Y todo ello trufado con sus obligadas clases de máster y sus tutorías.

La política

Lleva una vida más agitada que la de un secretario de Estado, pero la política nunca le tentó, así es que las dos veces que le ofrecieron el cargo, la respuesta fue «no, gracias». Primero lo hizo Ernest Lluch y más tarde Josep Piqué, ambos buenos amigos. A los dos les vino a decir lo mismo, que si en algo les podía ayudar desde fuera, que lo haría encantado, pero que dentro, no. «La política me gusta mucho, pero tengo más fibra de académico, y esa fibra es muy incómoda por que te hace cuestionarte todo lo que haces», afirma.

Tanto Lluch como Piqué le tomaron la palabra y más de una vez le pidieron opinión -«he presidido algunas comisiones gubernamentales»-, igual que lo ha hecho Rodríguez Zapatero, con el que se ha reunido alguna vez en la Moncloa. Aunque prefiere no comentar esos encuentros, bien pudiera haber aprovechado para exponerle algunas de sus teorías. Por ejemplo, la que sostiene que «un empresario nunca sale de una escuela de negocios» o, por ejemplo, «la barbaridad que ha supuesto engancharse a la tesis de que el buen gobierno empresarial pasa por exigir al gerente que maximice el valor de la acción para el accionista».

Según Antón Costas, esa forma de actuar se traduce en que los directivos buscan resultados a muy corto plazo porque el grueso de sus salarios está vinculado a objetivos. «Es la estrategia de coge el dinero y corre. Eso, como bien nos enseña la crisis, hay que corregirlo».