Feijoo vuelve a ser vigués

VIGO

El presidente de los populares decide involucrarse en la campaña de Porro para pescar entre los indecisos

27 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Durante la campaña de las últimas elecciones autonómicas Alberto Núñez Feijoo no se cansó de anunciar su sobrevenida filiación viguesa. En Vigo vivía y tiene su casa. En Vigo vota, y en Vigo cerró la campaña que le llevó a la Xunta. Pero desde entonces el presidente ha dejado de lucir esa vinculación, lo que es más o menos irrelevante desde un punto de vista personal, pero no tanto si se analiza desde un plano de gestión política. La sensación de que su Gobierno ha hecho por Vigo tan poco como los Ejecutivos de sus predecesores, por extendida, no permite a Corina Porro ganar adhesiones poniendo el ejemplo de la Xunta como muestra de entrega a la ciudad.

El análisis que, además de escribir, es difícil de no suscribir, ha sido hecho en el entorno del propio presidente. Los populares han advertido que es necesario vender mejor la gestión planeada para Vigo en sus dos años de Gobierno y por eso se han impuesto la tarea de poner el foco sobre sus realizaciones. Aunque el nuevo hospital de Vigo tiene el mismo número de ladrillos que dejó en pie Touriño -ninguno, para los no avisados- el PP quiso ejemplificar en ese proyecto su imagen de campaña. Lo mismo ha tocado en estos días con los paseos marítimos, la estación de ría, la reforma del vial a A Ramallosa y hasta recordar que el auditorio estaba contratado cuando Porro dejó la alcaldía.

Pero si la reivindicación de lo poco hecho será vital en la campaña, al mismo nivel el PP vigués ha querido situar la recuperación de integrantes del partido enfurruñados y agraviados. En esa tarea aseguran que se han involucrado mucho unos pocos para no dejar núcleo alguno de centro-derecha a la contra. En el éxito de esa estrategia entienden los populares que se encuentra una de las posibles claves de la hipotética victoria, y que por no haberla adoptado hace cuatro años les impidió por 1.800 votos ocupar ahora la alcaldía. Antiguos enfadados e indecisos se convierten así en los grupos a conquistar por el PP, persuadidos de que casi el 40% de los electores en Vigo aún no sabe qué votar, circunstancia que tampoco extraña.