El enfermo mejora poco a poco

Fernando Rey Tapias

VIGO

02 jun 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Teníamos a Rafa Nadal convaleciente, enfermo, y Robin Soderling se convirtió en una buena medicina para la salud de su juego. Después de perder cuatro finales seguidas frente a Djokovic, el español sufre una crisis de confianza. Esa situación, insólita para él, propició que a lo largo del torneo de Roland Garros necesitase rivales de un perfil bajo para ir solventando este problema sin ser derrotado. Sin el factor sorpresa del que se aprovechó en aquel partido de octavos del 2009, a Soderling le faltan recursos para plantarle cara. Su movilidad es deficiente, su capacidad defensiva es nula y carece de virtudes en la red. Es cierto que el sueco cuenta con un tremendo juego de ataque, pero ese planteamiento depende demasiado de su nivel de aciertos con el primer saque. Ayer no le entró y ofreció un inicio errático. Ambos factores le dieron un plus de confianza a Nadal.

El mallorquín exhibió una gran concentración y su habitual rocosidad defensiva, basada en una capacidad de sufrimiento educada de siempre. Además, leyó muy bien el viento y, al ver a Soderling vulnerable, jugó con inteligencia. Aguantó al máximo y desplegó la mejor derecha paralela que le hemos visto en lo que va de campeonato. Al sueco le hacen mucho daño el contrapié y los cambios de dirección, y no sabe defenderse por su problema de movilidad en tierra.

Por puntualizar algo, Nadal sigue dependiendo demasiado del contrario. Si el rival mejora su nivel de aciertos, él lo pasa peor. Viéndolo jugar, queda siempre el temor de qué hará el oponente. Nadal no estaba ayer al nivel suficiente para encarar a un Djokovic o un Federer como los que hemos visto. Pero ganar a Soderling le ayuda a recobrar la confianza. Ahora espera Murray, otra medicina necesaria para afrontar una posible final. El español es favorito en semifinales. Necesita dar otro paso más respecto a su nivel de cuartos, y creo que lo dará.