os críticos con Abel Caballero, dentro y fuera de su partido, dirán que traer a Los Planetas no es sino su consagración en el papel de Luis XIV, el rey que gobernaba Vigo durante la Batalla de Rande. Los ilusos pensarán que era su nieto, Felipe de Anjou (Felipe V, primer Borbón, en España), quien dirigía las operaciones de la Flota de la Plata que vino a arder a la ensenada de San Simón. Pero los mejor avisados sabrán que la magna contienda de Vigo, en 1702, se decidió en París.
Aquel monarca que mandó sobre los vigueses se autoproclamaba, como es sabido, el Rey Sol. Señor de Versalles, soñaba con gobernar el mundo. Y llevaba sus ínfulas hasta el delirio. En su palacio, se comportaba como el Astro Rey, siguiendo la agenda del día por las distintas estancias, en sentido de Este a Oeste, de Naciente a Poniente, de forma que comenzaba su jornada en las dependencias orientales y dormía en las habitaciones más occidentales. Luis XIV consideraba a sus ministros como sus planetas, que orbitaban en torno a él, recibiendo así su luz y energía vivificadora. Desde Akenatón, que renegó de Amón para adorar al Sol, no se conoce otro gobernante tan fascinado con nuestra estrella.
Para los críticos con Abel, que apuntan en él todo endiosamiento, la contratación de Los Planetas no puede ser sino la prueba de su constitución en Rey Sol, astro todopoderoso que se hace rodear de concejales o grupos musicales para que orbiten felices en su poderoso entorno.
Sin embargo, es un acierto, aunque suponga un exímoron, la elección de Los Planetas como estrella de nuestras fiestas. La banda de Jota y Florent es hoy -todavía, después de tantos años- lo mejor que se puede contratar en la música en España. En el Festival de Benicásim de hace tres años, fueron cabeza de cartel indiscutible, por encima de todas las estrellas internacionales. Más de veinte mil personas se entregaron a su demoledor directo y la crítica no tuvo dudas: Los Planetas fue lo mejor que había pasado por el FIB en muchos años. Después de tanto buscar fuera, lo mejor estaba en casa. Al concierto de Castrelos del 13 de agosto va a venir mucha gente. Y eso da dinero a la ciudad. Los críticos se equivocan, y ya llevan muchas seguidas, incluido el resultado del 22-M. Parece que nadie entiende qué pasa, aunque sea muy sencillo... Pero eso forma parte de un artículo que yo no voy a escribir.
Volviendo al tema, el acierto se suma a la programación con grupos vigueses. Con menos presupuesto, el cartel está muy bien. Es bueno dar oportunidades a la gente de la casa, a todo ese talento que, como le pasaba a los profetas, sólo los escuchaban lejos de su tierra. Así que el único «pero» es que Los Planetas sean de Granada. Como celtista me cabrea. Pero se me pasa en el concierto. eduardorolland@hotmail.com