Moaña logra al fin rematar su obra más accidentada

J. Santos CANGAS / LA VOZ

VIGO

El centro cultural de Domaio está listo, tras renunciar la primera adjudicataria e ir a la quiebra la segunda

06 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Moaña logró finalizar el centro cultural Rosalía de Castro de Domaio, una obra que parecía estar gafada, ya que fue necesario adjudicarla tres veces al renunciar la primera empresa antes de iniciarla e ir a la quiebra la segunda meses después de comenzar las obras.

En el 2007, el Concello contrató el proyecto a Roymer por 330.000 euros, la oferta que había presentado. Antes de iniciar los trabajos, la empresa se lo pensó mejor, calculó que iba a perder dinero y renunció, dejando plantado al Concello.

Una vez realizado los correspondientes trámites de rescisión, se hizo un nuevo concurso. La adjudicataria fue Tecode Galicia. Al iniciar las obras surgió un nuevo problema. El lindante se negó a dejar pasar las máquinas por su propiedad. Una vez resuelto, Tecode fue a la quiebra y entró en concurso de acreedores. Habían pasado dos años y las obras no habían comenzado todavía.

Demora

El Concello tardó meses en resolver el contrato. No lograba localizar al gerente de la empresa. Intentó formalizar la comunicación mediante burofax, pero finalmente tuvo que recurrir a publicar el trámite en el BOP.

Al fin, en junio del 2010 pudo anunciar el tercer concurso público. El presupuesto había subido significativamente, pasando de los 330.000 a 525.000 euros. Se presentaron seis empresas y fue elegida Jesús Martínez Álvarez Construcciones, que se comprometió a hacer el trabajo por 458.620 euros. Y lo hizo.

Comenzó la obra el 30 de septiembre del año pasado, con un plazo de seis meses. Tardó algo más de lo previsto, el doble, realmente, pero finalizó el trabajo satisfactoriamente. Ahora, el reto es equipar el centro. El alcalde moañés dice que esta misma semana mantendrá una reunión con la empresa, pero el contrato sola la obliga a una parte mínima en el nuevo salón de actos construido bajo tierra.

Derribo del añadido

La remodelación del centro cultural comenzó con la demolición de un añadido que figuró como un ejemplo del feísmo en Moaña. Era un local construido en los años ochenta que fue utilizado como espacio de ensayos y como mesa electoral de la parroquia. No casaba en absoluto con el edificio.

Bajo el terreno sobre el que se levantaba el añadido hay ahora una salón de actos para unas 120 personas. La escasa luz que tiene procede de unas claraboyas que sobresalen en el pequeño jardín que hace de cubierta.

El alcalde moañés, José Fervenza, aprovecha la curiosa historia de esta obra para criticar a su predecesor en el cargo, Xosé Manuel Millán, por la tardanza. Fervenza dice que el Concello tuvo que recurrir a un crédito para pagar a la empresa, ya que solo se habían entregado 44.000 euros y se corría el riesgo de perder la subvención. Afirma que antes de fin de año estará abierta al público. Millán lo invita a encontrar la forma de equipar el inmueble