Caballero-Feijoo, cuatro años de guerra abierta

Juan Manuel Fuentes Galán
Juanma Fuentes VIGO / LA VOZ

VIGO

El alcalde ha usado la bandera más localista para socavar la gestión de la Xunta y el presidente no lo recibe

29 ago 2012 . Actualizado a las 22:23 h.

El 21 de octubre se abrirá una nueva etapa en Galicia, pero las repercusiones del resultado electoral van a ser especialmente sensibles en una ciudad como Vigo cuyo alcalde se ha erigido como paladín de la oposición al presidente Feijoo. Caballero gobernó sus dos primeros años con la Xunta bipartita y no es que todo fuera un camino de rosas, pero los conselleiros venían con frecuencia, existía interlocución con el presidente Touriño y un ambiente de normalidad institucional entre ambas partes.

En marzo de 2009 la situación cambio radicalmente. El alcalde vigués inició entonces una escalada de advertencias y reproches a la Xunta que no han parado de crecer, en cantidad y acidez, con el paso de los años. La situación ha llegado a tal extremo que Feijoo se niega a recibir a Caballero, lo mismo que sus conselleiros, y el alcalde rechaza cualquier interlocución a otro nivel. Conclusión: incomunicación absoluta y ambiente de guerra política permanente.

En este contexto de tensión habitual ha habido momentos especialmente delicados. Principalmente el conflicto de la fusión de las cajas y más recientemente la puesta en marcha del Área Metropolitana. Y por medio, sin desdeñar su relevancia, los enfrentamientos por el nuevo hospital o la Cidade da Xustiza, cuestiones ambas que desnudaron hasta el límite la falta de colaboración entre dos administraciones públicas.

Dos opciones

Con estos antecedentes es evidente que lo que pase en estas elecciones tendrá repercusiones en la esfera local de Vigo. Si se mantiene el Gobierno del PP Caballero tendrá que valorar si le conviene mantener la crisis hasta el 2015, momento de las próximas municipales. En la alcaldía viguesa están convencidos que el conflicto de las cajas fue una de las claves del buen resultado electoral del PSOE en las pasadas municipales.

Si no es así, significará que regresa un bipartito en el que Pachi Vázquez tendría un papel clave si no la presidencia de la Xunta. Y eso sería un sapo difícil de tragar para un Caballero que intentó apearlo de la dirección del PSOE gallego en el último congreso y que ahora se aprestaba a apoyar a su presumible rival José Blanco.

En el primero de los casos, con un Feijoo reelegido, con seguridad se reabriría la guerra en el seno del PSOE y en ella tendría mucho que decir Caballero y quizás también su mano derecha, Carmela Silva, actualmente de baja por enfermedad y que según anunció el alcalde empezará su reincorporación a primeros de septiembre. Si Vázquez desaparece, muy probablemente Silva no tendría que dejar su escaño en el Congreso, cuestión que originó la ruptura entre Caballero y Vázquez.

Consecuencias

Lo que ahora procede analizar son las consecuencias que ha tenido para Vigo de la tensión permanente entre su alcalde y la Xunta. De entrada, una muy evidente: que no se han iniciado las obras de la Cidade da Xustiza por falta de terrenos. Y otra, el retraso en el inicio de las obras de la nueva depuradora, prevista para septiembre, y que podía estar en marcha si ambas partes no hubieran polemizado durante un año a costa de su financiación.

Y la lista no queda aquí. En el caso del hospital el Concello se niega a realizar obras auxiliares (electricidad y otras acometidas) a las que se comprometió la exalcaldesa Corina Porro. Pero no hay que extrañarse cuando Caballero se niega a invitar a Feijoo a la inauguración del auditorio de Beiramar que pagaron ambas administraciones (la Xunta el doble) y coloca una placa solo con su nombre.