Intocables

VIGO

18 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Desde aquí abajo es difícil entender esa sensación de vacío que sienten los grandes hombres cuando dejan de serlo y el móvil ya no suena, cuando dicen «Se me ocurría que...» y ya nadie lo interpreta como una orden, cuando las secretarias de aquellos a quienes llaman les dicen que ahora está reunido y tiene la agenda muy llena, cuando ya nadie ríe esos graciosísimos y ocurrentísimos chistes que cuentan. Al menos, estos días inciertos están sirviendo para que algunos intocables dejen de serlo.

Ayer cayó uno de los históricos señores poderosos de Vigo. A Manuel Fernández de Sousa nadie le tosía. El presidente de Pescanova dimitió ahora que la Audiencia Nacional lo investiga por varios delitos y que se le acusa de cosas muy feas que incluyen palabras como testaferro, trama, pagos en be y otros elogios.

Cayó también Gayoso, presionado a su vez por la Audiencia Nacional. Y cayó con él José Luis Pego. Qué difícil debe de ser no poder salir a pasear sin que te griten. Qué duro buscar el coche oficial en el vacío. Qué soledad.

Se derrumbó Pucho Viñas, el señor de los barcos, sentado también ahora ante un juez. Y esos empresarios que antes miraban por encima del hombro ahora empiezan a dar las buenas tardes, por si acaso. Que la sección de economía parece la de sucesos.

A los romanos les privaban los grandes fastos para celebrar las épicas victorias bélicas. Cuando volvía a la capital del imperio un general triunfante, desfilaba mientras un siervo sostenía sobre su cabeza una corona de laurel. Mientras la urbe estallaba de júbilo en torno al general, el siervo le repetía por lo bajini: «Recuerda que eres mortal». Ayer, una periodista de La Voz preguntó a Caballero por un tema que no le gustó. «Algunas preguntas implican la vulneración de las leyes», respondió. Muchos en el orbe, ya ven, siguen siendo divinos.

angel.paniagua@lavoz.es