05 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Si Disneylandia es la heterotopía por antonomasia, un hipermercado es el no lugar perfecto. Son espacios donde vivimos actualmente, pero que no son nada. No tienen historia, ni personalidad, ni carácter y ni siquiera quienes los sufren o disfrutan participan en absoluto en su diseño o evolución. Son lo mismo en todas partes. Y, al mismo tiempo, carecen de toda entidad o identidad. Buena parte del centro de las grandes ciudades, calle del Príncipe incluida, se están convirtiendo en esto. Las mismas tiendas, las mismas marcas, las mismas aceras y el mismo banco para sentarse en todo las ciudades de todo el planeta Tierra. Conseguirán que viajar carezca completamente de sentido.

Esta semana, leyendo sobre Soweto, descubrí que no es una palabra en ninguna lengua. No sé por qué, pero siempre supuse que sería un término en zulú. Pero es un acrónimo de South Western Township, un término tan frío como Municipio del Suroeste: SoWeTo.

Allí los afrikaners hacinaron a cuatro millones de personas, todos negros que llegaban a Johannesburgo atraídos por su despegue industrial. En realidad, Soweto no era nada. Fue una extensión tremenda de territorio sin identidad destinada a que viviesen los obreros africanos, convenientemente aislados de la élite dominadora blanca.

De las desventuras de Soweto leí yo está semana por escuchar un disco: Navicularia, el primero de Berrogüetto. El genial grupo vigués, reconocido mundialmente, acaba de disolverse. Y es ahora, 18 años después de sus primeros conciertos en el café Dublín, cuando vengo a enterarme de que su nombre proviene de tres palabras: Berro, Gueto y Soweto. Es una forma literaria de reivindicar que, ante la injusticia, hay que gritar.

Reconozco que me llamó la atención qué diablos tendrá que ver el poblado de Soweto con un grupo de folk gallego. Pero luego, leyendo sobre aquel no lugar africano, descubrí que en Galicia hubo también no lugares donde vivimos miles de ciudadanos.

El más significativo podría ser Coia, en los años 70 y 80 del siglo pasado. Deberíamos tomarnos unos minutos en reflexionar sobre lo asombroso de que nos criásemos en algo llamado polígono.

Orwell y Huxley juntos no hubiesen ideado una palabra tan aterradora. Pero definía un lugar donde no había nada. Una heterotopía sin servicios de ningún tipo. Y donde pasó todo lo que tenía que pasar. Hoy Coia es otro barrio. Incluso un buen lugar para vivir. Pero hubo un tiempo en que, como concepto urbano, era Soweto. El Soweto que inspiró a una banda viguesa que ya es leyenda.

eduardorolland@hotmail.com