Oleada de multas en la Alameda para aplicar el cierre a la circulación

Juan Manuel Fuentes Galán
juanma fuentes VIGO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

Muchos conductores van de García Olloqui a la plaza de Compostela, ahora prohibido

17 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Una sentencia judicial obligó al Concello a reducir la intensidad de tráfico en la calle García Olloqui, un pequeño vial que comunica Cánovas del Castillo con la Alameda. Sin embargo, desde que se puso en práctica la medida, bastante después de que el juez lo exigiera, se produjo una muy amplia desobediencia por parte de los conductores.

Ante ello, el departamento de Tráfico decidió tomar cartas en el asunto. La solución fue la habitual en estos casos, que no es otra que aplicar medidas de presión. Para ello, dos patrullas de agentes locales se instalaron en García Olloqui desde el jueves parando a los vehículos que incumplían la prohibición. En su mayoría, los afectados aducían que no se habían percatado, lo que no les libraba de la sanción.

Según confirmaron los agentes, han sido decenas las multas impuestas, todas ellas de 200 euros, que se quedan en 100 pagando en plazo pero que no conllevan pérdida de puntos del carné de conducir.

Lo ocurrido en este céntrico vial tiene escasos precedentes en la ciudad. No se recuerda un caso en el que una prohibición generara una desobediencia similar. Probablemente tiene que ver con los hábitos de los conductores, lo que llevó a descuidarse pese a las llamativas señales que prohíben el paso.

En previsión de lo que pudiera ocurrir, inicialmente el Concello instaló señales verticales reforzadas por una situada a nivel de suelo en los primeros días para evitar confusiones. Esas jornadas los coches no tenían más remedio que percatarse, pero una vez retirada la del suelo se produjo un amplio y masivo despiste.

Esta prohibición, además, no ofrece margen de maniobra al Concello ya que viene impuesta por una sentencia judicial. El motivo fue la demanda presentada por la comunidad de propietarios del número 33 de García Olloqui, que se quejaba del ruido generado por el tráfico debido al pavimento de adoquines instalado por el Concello hace algo más de una década. Según las mediciones realizadas en su momento, se superaba el tope recomendado de 75 decibelios.

Antes de acudir al juzgado, los vecinos intentaron un acuerdo extrajudicial con el gobierno municipal para evitar el pleito. No lo consiguieron y finalmente lograron una sentencia a su favor. El titular del juzgado de lo contencioso administrativo número 1 ordenó a finales de noviembre del año pasado al gobierno local que redujera el ruido generado por el tráfico usando la vía que estimara conveniente. Bien reduciendo el número de coches, quitando los adoquines o instalando un pavimento diferente.

Elección

El Concello dilató la solución pero, tras agotar todas las salidas, incluyó en el presupuesto del año próximo una partida de 450.000 euros. Y como la orden judicial era imperativa, decidió prohibir de inmediato el tráfico en uno de los sentidos de García Olloqui, concretamente en dirección a Areal. Hizo esta elección para aminorar los problemas, ya que la circulación media hacia Cánovas del Castillo, con más de 6.000 vehículos diarios, triplica la contraria.

Con lo que no contaban los responsables municipales de tráfico es que tres semanas después del 28 de noviembre, cuando se instauró la prohibición, una cifra relevante de conductores seguirían ignorándola. Y que tendría que desplazar a la Policía Local para sancionar de forma masiva a los que no respetaran la prohibición, tras lo cual esperan normalizar la situación.