El Miño acaba con todas las fronteras

Carlos Ponce TUI

VIGO

m. moralejo

Tui, A Guarda y Tomiño gestionan servicios esenciales de forma conjunta con Valença, Caminha y Cerveira

27 feb 2017 . Actualizado a las 11:14 h.

La mejor prueba de que Galicia y Portugal son pueblos hermanos es la cercana relación que históricamente ha mantenido O Baixo Miño con las ciudades fronterizas del norte del país vecino. Los puentes físicos y simbólicos entre Tui y Valença, A Guarda y Caminha y Tomiño y Vilanova de Cerveira son la prueba de que los concellos de O Baixo Miño no pueden entenderse sin sus vecinos y viceversa. Cada día, cientos de personas hacen el trasvase entre Portugal y España para ir de compras, hacer turismo o visitar a amigos o familiares.

Pero no siempre fue así. A finales de los sesenta, Portugal y España vivían bajo dos dictaduras. La frontera estaba todavía cerrada y en el puente internacional de Tui había interminables colas hasta llegar a la aduana, donde controlaban los pasaportes antes de abrir la barrera e incluso registraban los coches.

No fue hasta 1986, con la entrada de España y Portugal en la Unión Europea, cuando ambos países empezaron a abrirse al exterior. El 1 de enero de 1993 se abrieron y las barreras entre ambos países se difuminaron completamente.

En O Baixo Miño, el nuevo siglo llegó con importantes novedades en sus relaciones con las ciudades fronterizas del norte de Portugal.

Desde la firma la Carta da Amizade en el 2014 entre Tomiño y Vilanova de Cerveira han empezado a desarrollar proyectos deportivos y culturales conjuntos.. Desde entonces, ambas localidades trabajan en una gestión compartida de la piscina municipal (Cerveira) y la escuela de música (Tomiño). La simbiosis llega a tal punto que según datos oficiales facilitados por ambos concellos, la mitad de los usuarios de la piscina municipal de Cerveira son tomiñeses.

«Temos unha reunión mensual conxunta para estudar levar a cabo novos proxectos e fortalecer as nosas relacións», señala la alcaldesa de Tomiño, Sandra González.

Pero las relaciones entre Tomiño y Cerveira adquirieron una nueva dimensión mucho antes, cuando en el 2006 se levantó el puente internacional entre la parroquia tomiñesa de Goián y Cerveira. «A partir de ahí as relacións, tanto a nivel político como a nivel administrativo, melloraron moitísimo», recuerda Sandra González.

Ahora quieren dar un paso más. Tomiño y Vilanova están separados por apenas 180 metros en la parte más estrecha del río. Para unirlos, han propuesto la construcción de una senda peatonal que simbolizará la amistad de los dos pueblos. La pasarela unirá la fortaleza de Goián y el parque del Castelinho de Cerveira. Es un paso más para acabar con las cada vez más difusas fronteras entre Portugal y O Baixo Miño.

Las relaciones entre A Guarda y Caminha también vivieron un punto de inflexión tras el inicio de los trayectos por mar del ferri que une ambas villas a medidados de los noventa. «Antes iamos a Caminha a tomar algo ou de compras. Dende que comezou a funcionar o ferri, isto cambia a mellor. Participamos en proxectos e na vida conxunta como se non houbese fronteiras. As relacións con Caminha están no mellor momento dende que Miguel Alves tomou posesión como presidente da Cámara Municipal no 2013», señala el alcalde de A Guarda, Antonio Lomba. La hermandad entre los pueblos gallego y portugués llegó el año pasado a uno de sus puntos culminantes después de que el año pasado un grupo conjunto de habitantes de Caminha y A Guarda, encabezados por los regidores de ambos municipios, realizasen el Camino de Santiago. «Estábamos tan a gusto que non nos detivemos na Catedral, senón que seguimos ata chegar a Fisterre», recuerda Lomba.

Uno de los principales proyectos que A Guarda y Caminha están desarrollando conjuntamente es la propuesta del estuario del río Miño como patrimonio de la humanidad de la Unesco en la categoría de paisaje cultural. Son optimistas con lograrlo.

Y sin duda, las relaciones entre Portugal y España no se podrían entender sin el binomio Tui-Valença, culminado con la formación de la Eurocidade en el 2002, un nuevo concepto de cooperación: dos ciudades, que viven frente a frente, unidas físicamente por el Río Miño y por la frontera, institucionalizan una cooperación que ya es efectiva y real en la vida diaria de las dos comunidades. La piscina municipal de Valença, el teatro municipal de Tui, los bomberos voluntarios de Valença y los servicios de salud de ambas ciudades son algunos de los servicios y equipamientos que ambos concellos gestionan conjuntamente.

La gestión participativa del territorio es el gran objetivo de los gobiernos de Valença y de Tui con la institucionalización de la eurociudad.