El sector naval pierde una mente privilegiada y generosa

Henrique Fonterigo

VIGO

CEDIDA

José María Armada falleció el jueves a los 80 años

18 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

l comenzar estas palabras, la primera idea que viene a la cabeza es si estarán a la altura de la persona sobre quien se escriben. Es probable que haya otros más autorizados para resumir los méritos de don José María Armada Álvarez, fallecido el pasado jueves 15 de noviembre, pero es de justicia dedicarle un pequeño homenaje al que durante 50 años estuvo en astilleros Armada y desde el 2011 en Montenegro. Fue una excepcional persona con la que tuvimos el honor de compartir las últimas décadas como sus abogados y, por tanto, desde esta perspectiva va dirigido este texto.

José María, Picho como le llamaban sus amigos, ha sido sin duda uno de esos empresarios de los que te sientes orgulloso, de los que presumes, de los que te defienden y te promocionan, que respeta tremendamente tu trabajo y lo valora, puntual hasta la obsesión, preciso en sus cálculos en una mente y memoria privilegiada, cumplidor en todos los sentidos imaginables y extremadamente leal. Se ganó la admiración generalizada desde el respeto que siempre él mantenía con los demás. En un mundo empresarial tremendamente competitivo y exigente, mantuvo siempre posiciones justas. Durísimo negociador como exitoso empresario que fue, no le impedía tener empatía con quién tenía enfrente y ser generoso en la resolución de los problemas.

José María ha significado, en conclusión, el prototipo de cliente que un despacho de abogados desea, y lo tendremos siempre en nuestro recuerdo, echándolo de menos.