La viguesa Haydée Agras es analista de fútbol en el Johor de Malasia tras muchos noes por su sexo
29 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.La analista de fútbol Haydée Agras (Vigo, 1984) había tenido que acostumbrarse a que su sexo femenino le cerrara las puertas de los clubes en los que aspiraba a trabajar. «No llegué a tirar la toalla, pero sí empezaba a desistir. Es duro oír tantas veces seguidas que les gusta tu trabajo pero que no te contratan porque eres mujer», recuerda. Sin embargo, el año pasado le surgió la oportunidad que tanto había perseguido: el Johor de Malasia le ofreció un puesto como analista externa. Lo compagina con su labor en InStat, la empresa rusa para la que trabaja desde hace cinco años.
La ocasión llegó a través de un amigo que ejerce de preparador físico en esa entidad, Jorge Álvarez. «Su club necesitaba un analista y se acordó de mí. Me hicieron una prueba, la pasé y desde ese momento estoy con ellos», cuenta. Un proceso simple que había vivido anteriormente, pero en el que siempre había fallado el último paso. «No les importó que fuera mujer y es la primera vez que me pasa. La respuesta siempre era: ‘Me gusta tu trabajo, pero no quiero ser el primero en contratar una chica’».
En el Johor, con el que trabaja a distancia, «presumen de ello» tras las «típicas bromas», explica. El cuerpo técnico está formado por españoles y mexicanos. «En México está empezando el fútbol femenino e incluso alardean de tener una chica. Hace unos días tuvimos una charla y recibimos muchas felicitaciones. Es un motivo de orgullo para ellos, y yo encantada», indica.
Poder desempeñar un rol como este es algo que venía buscando hace tiempo, por lo que no lo dudó pese a que supusiera aumentar su carga de trabajo. «Después de tanto tiempo intentándolo y quejándome, vienen un entrenador y un cuerpo técnico que me dan confianza sin importarles que sea mujer, algo muy difícil en el fútbol profesional, y no podía rechazarlo», analiza.
El doble empleo -es freelance- le ha supuesto pocos días libres e incluso quedarse sin vacaciones, pero es un peaje que estaba dispuesta a pagar. «A la empresa, con tal de que siga enviando mi trabajo en tiempo, no le importa. «Los dos equipos que llevo juegan Champions y cuatro partidos a la semana suponen el doble de trabajo, pero es cuestión de organizarse», detalla.
Se planteó dejar un empleo por el otro, pero eso hubiera sido en caso de haber acordado ser analista interna del Johor. Estuvo cerca. «Barajamos irme a Malasia, pero no se dio y quedamos en volver a hablarlo al final de esta temporada», revela. La distancia no es un problema, aunque admite que sería preferible desempeñar su labor in situ. «En el día a día no hay problema, ahora ha comprobado todo el mundo que se pueden hacer reuniones por Zoom y no pasa nada. Me siento parte de un equipo».
Con todo, sabe que si estuviera en Malasia su trabajo tendría «incidencia diaria». «Estando allí puedo comentar algo al momento que vea en un entrenamiento, viendo vídeos una vez que ha pasado, la aportación no es tan directa y me pierdo cosas bonitas, por ejemplo este año, el primer partido de Champions contra el equipo de Iniesta», destaca. También el salario cambia y para ella moverse de país no sería problema. «Es similar a Tailandia, la principal diferencia es que son musulmanes, pero ya tengo experiencia con ellos y no me pilla de nuevas». Ya estuvo allí de visita.
El fútbol malayo
Agras no había visto un solo partido de la liga de Malasia antes. Cuando la llamaron se puso a devorarlos y aún está acabando de conocer «a los jugadores, los equipos, las rivalidades y esas cosas». Le ha supuesto un nuevo reto. «Te cambia el ecosistema, estaba tranquila en la liga española, que no cambia mucho de un año para otro, y esto suponía 20 equipos y 200 jugadores nuevos. No sabes bien cómo es el ritmo, cómo los árbitros, cómo funciona todo… Tuve poco tiempo para aclimatarme porque me contrataron con la temporada empezada y tuve que ponerme las pilas, pero fue divertido».
Lo que más me llama la atención es la diferencia presupuestaria entre su equipo y el resto. Ese salto propicia que contra ellos predomine un planteamiento dado. «Van a perder tiempo, a hacer muchas faltas e intentar que se juegue lo menos posible. Los terrenos de juego, en general, no están muy bien acondicionados y eso influye en el juego».
Su balance hasta ahora es inmejorable. «He caído de pie. Me dan mucha bola, estoy en el mayor club del país, que lleva seis años ganando la liga y juega Champions. El dueño es un príncipe y pasan cosas divertidas. Es bastante interesante», desliza. Habla a diario con el técnico, el mexicano Benjamín Mora. «La relación es muy fluida, no se limita a pedirme que le entregue tal informe en tal fecha, me deja libertad», agradece.