Asier Etxeandia: «El arte no es entretenimiento sino que está para conmover»

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO

Asier Etxeandia, a la izquierda, y Enrico Barbaro, componentes de Mastodonte
Asier Etxeandia, a la izquierda, y Enrico Barbaro, componentes de Mastodonte

El artista vasco actuará en Vigo, en el marco del Underfest, con Mastodonte, el grupo que comparte con Enrico Barbaro

02 oct 2021 . Actualizado a las 01:13 h.

Dentro del Underfest Son Estrella Galicia, que comienza el próximo 7 de octubre, actuará el grupo Mastodonte (8 de octubre), compuesto por el músico italiano Enrico Barbaro y el actor y músico Asier Etxeandia.

-¿Cuándo nació el músico?

-Yo nací artista y busco cualquier medio para poder contarme, conmover o contar historias. Todo lo que me pueda ayudar a conmover o reventar al público me ha atraído siempre. La vida me llevó a estudiar interpretación, pero siempre he estado muy ligado a la música, pero nunca me han interesado los cantantes que solo cantan bien.

-El actor interpreta la creación de otros, y aquí canta sus propios mensajes. Es importante.

-Sí, en este caso no hay personajes, es una prolongación de uno mismo y de lo que quiero transmitir; es mucho más descarnado porque hay que desnudarse, pero para mí es necesario. Creo que el artista tiene que reventar la sociedad de alguna manera, o contar cosas para apretar los resortes de la gente, tanto para divertirla como para cuestionarse cosas y se puede hacer mediante la música, pero hay que pringarse.

-Eso lleva al debate en torno al papel del artista en la sociedad.

-Creo que hemos educado muy mal al público diciéndole que el arte tiene que ser entretenimiento. Para mí no lo es. El arte está para conmover, y conmover es mover por dentro. Muchas veces se dicen cosas que no son agradables, ya lo hacían los griegos a través de la catarsis. Eso se hizo con el punk y con todo aquello que al principio era rebelde.

-Ese torrente de energía que muestra tendrá una buena vía de liberación en los escenarios.

-Yo amo mucho lo que hago. Estoy en un continuo proceso de evolución y ahora mismo lo que más me interesa es lo que hago más que lo que soy. Yo no sé muy bien cómo soy, porque puedo ser un torrente de energía o algo más comedido si tengo que contar algo íntimo. Quiero darle valor al mensaje y al sentimiento que quiero transmitir. La música me lleva por lugares muy emocionales y he tenido la suerte de encontrar a Enrico Barbaro, que le llamo dios porque es un genio que hace posible todas las elucubraciones que se me ocurren. Mastodonte es para mí ahora como a lo que he venido.

-¿Habla con Enrico sobre la evolución de las canciones?

-Nos ha costado muchísimo soltar las canciones porque nos parecía que no estaban acabadas. En el directo te das cuenta hacia dónde pueden ir, sobre todo cuando tienes la oportunidad de coger a toda la banda. Es maravilloso lo que ocurre. Sí, evolucionan mucho. A Vigo iremos con la versión original de Mastodonte porque la pandemia impone las giras con muchos músicos. Iremos a Vigo él y yo solos.

-¿De qué fuentes beben?

-Soy un gran amante del mundo oldy, lo nuevo me cuesta muchísimo, pero escucho sin prejuicios. Me da igual el tipo de música mientras sean de verdad. Creo que todo el punto épico que tenemos, tiene que ver con lo que hemos escuchado. No queremos ocultarlo y hacemos guiños clarísimos a todo ello. Está todo inventado, y todo lo que nos han enseñado los clásicos es oro para jugar. Yo no entiendo el purismo.

-¿Hay diferencia con los conciertos de antes de la pandemia?

-Sí, hay veces que es desmotivador, pero también es maravilloso porque ves que hay gente que todavía cree en la cultura. Los conciertos son para ir a bailar y despelotarte, y no nos dejan. Hay restricciones absurdas que tienen que ver con cierta neurosis porque no te dejan levantarte para bailar en tu propio asiento. Cuando tú estás sentado estás en tu lugar, no te estás mezclando con los demás. Son protocolos que no tienen nada que ver con la responsabilidad. El exceso de vigilancia me pone nervioso, aunque sé que no se puede hacer y hay que ser responsable, pero no hay que tener miedo. Además se puede bailar sentado, yo me metí una buena sudada el otro día en un concierto de Maika Makovski, que la admiro brutalmente, y no me levanté del asiento.

-¿«Dolor y Gloria», de Almodóvar, fue su espaldarazo?

-Esa pregunta me la hicieron también con otros trabajos anteriores. Yo tengo la sensación de que cada vez se va conociendo más mi trabajo a nivel mundial, porque ahora estás en todos los lados con las plataformas, pero trabajar con Pedro Almodóvar fue un sueño hecho realidad porque le admiro perdidamente y porque sus películas marcaron mi vida.