El Meixoeiro da citas hasta las 2.00 a los pacientes de radioterapia

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

La instalación de una nueva máquina obliga también a trasladar enfermos a Ourense

15 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El Hospital Meixoeiro afronta estas semanas la renovación de uno de los cuatro aceleradores lineales con los que se administra la radioterapia a los enfermos de cáncer. Estas máquinas tienen los horarios repletos de pacientes, así que siempre que una de las cuatro deja de funcionar, bien por avería, bien por sustitución, la empresa pública Galaria, la encargada de prestar este servicio en el área sanitaria de Vigo, tiene que buscar alternativas para tratar a los enfermos. En este caso, entre los otros tres aceleradores del Meixoeiro se está cubriendo un horario de 7.00 a 2.00 horas. Solo deja de haber actividad durante cinco horas de madrugada.

Esto significa que hay pacientes van al hospital después de la medianoche y su tratamiento termina a las 2.00 horas. «Tratamos de filtrar a los pacientes para que por la noche vengan los que viven más cerca y los que están en mejores condiciones, porque sabemos que, salvo excepciones, a nadie le gusta venir a esas horas», reconoce el jefe de servicio de oncología radioterápica, Víctor Muñoz. «También hemos pedido ayuda a Santiago y algunos pacientes ya han aceptado ser tratados en Ourense», explica. Las derivaciones a esas otras áreas suelen organizarse también por un criterio de proximidad.

Y se han hecho inevitables. En Pontevedra no hay aceleradores lineales y cerca del Meixoeiro solo hay uno en Povisa. Pero este hospital también tiene su máquina en fase de instalación, desde el verano. Esto ha obligado a que los enfermos de Povisa estén siendo atendidos en el Meixoeiro. Así que el cambio de una de las máquinas coge a este hospital público en un momento en el que tiene sus propios pacientes y los de Povisa.

La instalación de un acelerador lineal es un proceso especialmente complejo. El traslado y montaje de la máquina no es sencillo porque pesa unas quince toneladas y hay que colocarlo en una pequeña sala. A eso le sigue una carrera plagada de medidas radiofísicas para garantizar la protección de la radiación, de ajustes y de autorizaciones del Consejo de Seguridad Nuclear. «Si todo va bien, esperamos estar utilizando el nuevo acelerador el 1 de marzo», dice Muñoz. Hasta entonces, podrían prolongarse estos horarios.

No solo trastocan la vida de los pacientes, también de los profesionales. «El personal está saturado y cansado por el covid», admite el jefe de servicio, que agradece el esfuerzo, «y esperamos poder estabilizar la asistencia con horarios normales cuando la máquina esté funcionando».

El nuevo acelerador lineal es un Varian Vitalbeam y sustituye a un Siemens del 2006. La Sociedad Española de Oncología Radioterápica establece en diez años el tiempo de obsolescencia de una máquina, que se pueden retrasar a un máximo de quince. Este es el último acelerador que faltaba por actualizar en Vigo. Los otros tres empezaron a renovarse en el 2014 dentro de un plan de compras en toda Galicia que después acabó recibiendo la donación de casi quince millones de la Fundación Amancio Ortega.

La máquina que ya se ha apagado es la que permitió que en Vigo se empezase a utilizar la llamada intensidad modulada, que entonces era una técnica novedosa y que ahora es habitual. Es una radiación que se amolda a las formas y al volumen del tumor, con el objetivo de radiar solo esta masa, para evitar dañar los órganos que están alrededor. Ahora las sesiones solo duran cuatro minutos, lo cual minimiza el daño, porque el cuerpo está en continuo movimiento y cuanto más dure la sesión, más probabilidades de que se mueva y la radiación llegue a otros tejidos.

Los nuevos aparatos, como el que estrenará el Meixoeiro, hacen esa intensidad modulada y le suman la arcoterapia: el arco que emite la radiación se va moviendo constantemente alrededor de la camilla para adecuarse a la anatomía del cuerpo y a sus movimientos. La tendencia en la oncología radioterápica es tratar a los pacientes con menos dosis y que estas duren menos tiempo.

Víctor Muñoz: «Me habría gustado que la protonterapia estuviese en Vigo»

M. MORALEJO

La protonterapia ha revolucionado la radioterapia. La Fundación Amancio Ortega va a donar diez máquinas para toda España, que solo tenía dos. Una estará en Galicia.

—¿Cuántos pacientes pueden beneficiarse de la protonterapia?

—En menos del 1 % de los casos es imprescindible trasladar a los pacientes. Son tumores de la base del cráneo en los adultos y de cerebro en niños. Con la posibilidad de tener máquinas aquí, se piensa que llegarán al 15 %.

—¿Qué le parece que se vaya a instalar en Santiago?

—Yo he luchado por que estuviese en Vigo. Participé en el plan de protonterapia en Galicia hace cuatro años y se propuso que fuese en Vigo por la proximidad con Portugal y con otras provincias. Finalmente, estará en Santiago, que es la capital, y ya no habrá un acelerador para 11 millones de personas sino para cuatro, porque habrá más máquinas.

—¿No harían falta?

—Siempre es bienvenido que haya muchas máquinas.

—Pero no le convence.

—Me habría gustado que estuviese en Vigo. Santiago está bien comunicada y ahora va a haber tantas máquinas que ya no hace falta que las provincias limítrofes nos necesiten. Portugal va a tener aceleradores en varias provincias cerca de la frontera.

—Las donaciones de Amancio Ortega han generado polémica.

—Estamos encantados con estas donaciones. En muy pocos años han dejado muchos aceleradores en toda España. Los países avanzados ya siguen estos sistemas.